♥︎.III.♥︎

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El martes por la noche, los Hernández
riéndose de izquierda a derecha, mis
padres deambulando por la habitación, los Hansen corriendo a la tienda a comprar más cerveza, Dinah y Ally teniendo una pelea de almohadas por la habitación en medio de nuestras risas.

Amaba a mi familia y a mis vecinos, éramos cómplices y usábamos días aleatorios de la semana para reunirnos y cenar en grupo.

Mi adolescencia tardía fue mejor de lo que Lauren Jauregui de once años
podría haber pronosticado, tuve dos
amigas fieles, que sabían de mi condición de mujer intersexual y sin embargo no les importaba, ahí con ellas estaban los momentos en los que me sentía bien, llevaba un vestido largo negro con un generoso escote, tenía tacones en los pies aunque no estaba tan acostumbrada a ellos, pero como dije, me gustaba arreglarme lo máximo posible.

Al igual que Camila.

Maldita sea, siempre encontraba una
manera de pensar en ella y en sus ojos
marrones, ensoñación de la que quise
deshacerme rápido mientras bebía jugo y pensaba en cómo adivinar lo que estaba haciendo Michael Jauregui en ese juego "adivina".

— ¿Wonder woman?. — Jerry Hernández, el padre de Allyson, intentó con su fuerte acento británico, proveniente de una familia de ascendencia mexicana, los Hernández llegaron a Inglaterra como los bisabuelos de Ally.

Me encantaba notar que mi entorno social estaba lleno de latinos fervientes, ya que además de eso los Hansen eran descendientes de colombianos.

América Latina estaba con toda su fuerza en esa calle de Newclastle con ingleses que hablaban español fluido.

— No, pero es de DC.

— ¡Cat Woman!. — Grité emocionada,
concentrándome en beber mi jugo natural mientras mientra celebraba.

Me levanté, me quité los tacones y me dirigí al centro de la sala, preparándome para ser la próxima humillada de la noche.

El resto de la reunión siguió así, bromas, risas, adultos borrachos sin pudor ni inhibiciones, no le prohibían a sus hijos decir malas palabras, se metían con ellos y. ¿Honestamente? No había manera de que fuera mejor, yo era realmente tímida, retraída y la más tranquila, pero aún así logré relacionarme y conectar con ellos,
disfrutar de ese ambiente con calma
aunque fuera la única persona sobria del lugar.

Nuestras conversaciones, el reggaetón
a todo volumen y juegos de cartas entre
mayores, se prolongaba todo hasta las 3 de la mañana, lo que nos daba a las chicas oportunidad de faltar a clases.

Ahora las tres estábamos apretujadas en la cama doble de Ally.

Tanto Dinah como ella eran rubias, con el marcado contraste de que Ally era mucho más pequeña que Hansen que medía 1,80, a comparación de la baja chica que medía miserables 1,54.

La diferencia de altura entre ambas era cómica. Bronceada, vivaz, latina y sobre todo, amigas para toda la vida.

— Espera, ¿entonces vas a hacer el trabajo con tu crush y el crush de ella?. — Ally frunció el ceño confundida haciendo reír a Dinah.

— Sí, mierda. Intenté decir que no e incluso usé mi fingida indiferencia para lograrlo, pero creo que me salió el tiro por la culata, porque al fin y al cabo eso los hizo sentir más culpables.

La rubia más alta se acomodó en la cama, aún pensando, probablemente se le estaba ocurriendo alguna de sus locas ideas llenas de acciones que yo ciertamente no ejercería.

Dinah era la más valiente de nosotras tres, hacía todo lo que quería, Ally era un poco más "centrada" y llena de impulsividad mesurada e inteligente,
del tipo que haría algo en el calor del
momento y aún así tomaría la decisión
correcta ante sus locuras, y yo, bueno,
era la más racional, la madre del grupo,
aunque estaba protegida por ambas chicas y, al final de todo, era la que las abrazaba después de las decepciones provocadas por los chicos estúpidos y chicas, teniendo en cuenta la bisexualidad de ambas.

Camila - Camren (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora