desde ese tropiezo... ლ seonghwa ✔

┌ O20

⸝⁠⸝⁠⸝ un mes después ⸝⁠⸝⁠⸝
๑ POV. HYORI

Mi herida por fin sanó y toda la situación del escándalo dejó de existir y perjudicar mi vida y la de Seonghwa, aproveché de buscar más información sobre la carrera de gastronomía y no puedo entender cómo nunca se me pasó por la mente dedicarme a algo que me encanta y se me da bien.

Hace un par de días volví a mi casa, mis padres por el momento no me dirigieron ni una palabra, supongo que esperan que dé el primer paso, o sea, contar mí decisión.

La ausencia de Seonghwa se notaba mucho cada vez que entraba a mí habitación y no veía a un chico durmiendo su siesta o viendo por la enorme ventana que daba al balcón con una hermosa vista.

Mi trabajo transcurrió de manera tranquila una semana después de que me dieron el alta en el hospital, aunque Miyeon y Jongho estaban al tanto de no hacer fuerza llevando mesas o sillas.

La empatía de la gente que me rodea es realmente reconfortante.

Seonghwa pasó a buscarme para ir a pasear a un parque donde había un enorme lago en el centro, en el que habían peces y patos.

- ¿Lista? - preguntó mientras me colocaba el cinturón.

- Sip - respondí entusiasmada.

- Ten, lo ví y me acordé de ti - me giré con asombro para luego ver que en sus manos había un llavero de tulipán amarillo, sonreí ampliamente para agarrar con admiración.

- Oww, gracias Seonnie, me encantó - le dí un corto abrazo para así ponerlo en la llave de mi casa, una vez hecho lo levanté y al volver mí vista a él recibí un corto y rápido beso en mis labios, causando que me sonrojara casi de inmediato.

Un rato más tarde llegamos al parque y agarrados de la mano comenzamos a caminar, observando lo grande y bien cuidado que estaba, no había ni una basura en el suelo y las plantas eran verdes y floreadas.

Era un lugar hermoso.

Nos sacamos algunas fotos e incluso pedimos a la gente que nos saquen junto a algunos árboles de flores o con el lago de fondo.

Encontramos un sitio en el césped para sentarnos justo en frente del lago, nos ubicamos a unos cinco metros para así no estar tan cerca ni tan lejos para ver los patitos.

- Hyori - llamó el contrario, me dí la vuelta con una pequeña sonrisa mientras flexionaba mis piernas en forma de indio para estar más cómoda y el viento no levante mi vestido.

- Dime -

- ¿No te parece un lugar mágico? - asentí varias veces volviendo mi vista al lago, en el que justo cruzaba una familia de patos a lo ancho de este - Yo venía aquí de pequeño y siempre fue un lugar aburrido para mí, pero al estar contigo... veo que tiene un esplendor que me hace pensar si todos los lugares que pienso que no tienen nada de especial se vuelvan justamente especiales y únicos - volví a mirarlo conmovida de sus palabras.

- ¿A qué quieres llegar? - pregunté tomando su mano, logrando que me mire, sus ojos brillaban más que nunca y sus mejillas estaban notablemente sonrojadas.

- Hyori - empezó agarrando mi otra mano para así ponerse en frente mío - ¿Quieres empezar a tener aventuras conmigo pero... siendo mi novia? - mis ojos se abrieron de par en par.

- Claro - dije casi en voz baja, aclaré mi garganta de inmediato - ¡Claro que sí! - salté hacia él para abrazarlo por el cuello, haciendo que quede casi arriba suyo, pero él sostuvo su postura apoyando una mano en el suelo mientras la otra libre rodeaba mi cintura.

- Perdón por meterte en líos, pero prometo que te protegeré en todo momento de cualquier peligro que se presente, no me gusta que sufras - comentó contra mi cuello, causandome leves escalofríos - Ojalá podamos convivir nuevamente muy pronto, tu compañía es muy cálida -

Nos separamos un poco conectando miradas, apoyé mi frente sobre la suya cerrando mis ojos.

- Ya se dará la oportunidad, no solo de eso, sino de muchas otras cosas - respondí con una sonrisa volviendo a abrir mis ojos, captando nuevamente los ajenos que seguían brillosos.

- Te amo - susurró el mayor.

- Yo igual -

En un cerrar y abrir de ojos sus labios se posaron en los míos en un dulce beso, haciendo que mi corazón lata aún más fuerte de lo que ya latía, sintiendo que se me iba a salir del pecho.

Nuestros labios se empezaron a mover en un compás lento e inocente, logrando una conexión un poco más intensa entre nosotros, disfrutando de la compañía incondicional que desarrollamos en estos meses.

Nos separamos levemente recuperando el aire que habíamos perdido por unos segundos para así volvernos a abrazar, pero nuestras miradas se dirigieron al sonido de los patos, quiénes nadaban hacia nosotros, reímos ante la inesperada escena.

A pesar que no fue como esperaba conocer a mí futura pareja de la manera en que sucedió, definitivamente me siento afortunada de que sea un chico con buenos modales, respetuoso y que se hace cargo de sus errores para así mejorar. Es un chico que me trata bien y siempre consigue sacarme una sonrisa, es sincero, responsable y valora lo que tiene.

Ahora puedo decir que es el chico perfecto que no esperaba encontrar, pero que no pienso perderlo por nada en el mundo.