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⸝⸝⸝ seis meses después ⸝⸝⸝
Estaba terminando de arreglarme antes de empezar la universidad, me sentía incontrolablemente nerviosa, pero con algunas respiraciones profundas podía calmarme un poco.
Hace un mes renuncié a mi trabajo en la cafetería, pero fui despedida con una pequeña fiesta en mí último día, Jongho y Miyeon me dieron regalos y me desearon mucha suerte en mi nueva etapa.
Me coloqué perfume para finalizar mi preparación y así bajar a planta baja para estar un rato con mis padres, quienes estaban charlando con Seonghwa. Parecen señoras chismosas desde que lo presenté.
Mientras bajaba las escaleras, se escuchaban las carcajadas de los tres mayores, reí levemente ante lo ruidoso que sonó, agarré mi mochila negra que estaba colgada al final de las escaleras y me acerqué al living.
- Woaah, te ves toda una universitaria - halagó mi padre, causandome un leve sonrojo en mis mejillas.
- No es para tanto - respondí un poco tímida sentándome al lado del pelinegro que me miraba con su clásico brillo en sus ojos.
- Ay hija, en serio te ves preciosa - sonreí agradeciendo el cumplido de mi madre.
Tenía puesto una falda suelta y larga de color celeste con una camiseta ajustada al cuerpo color blanca y por último unas zapatillas con un poco de plataforma del mismo color que la prenda superior.
Charlamos un rato para distraerme, hablando de la juventud de mis padres, de los comienzos como modelo de Seonghwa y otros temas más. Hasta que se hizo hora para irme.
Me despedí de mis padres con un corto abrazo y me subí al vehículo del pelinegro, me coloqué el cinturón, me acomodé el cabello usando el espejo retrovisor y solté un largo suspiro.
- Tranquila, te irá bien - animó el mayor dejando un beso en mí mejilla.
- Siento que mis pies me fallaran y caeré al suelo de manera humillante - hablé agarrando mi falda con mis manos con nervios.
- Lo piensas demasiado - se burló gentilmente - Solo dejate llevar, verás que será un lindo comienzo - tomó mi mentón para conectar su mirada con la mía, sonreí un poco aliviada y abracé su cuello.
- Gracias por estar aquí -
- No hay de qué - correspondió el gesto para luego separarnos a los pocos segundos y poner en marcha el camino a la universidad.
. . .
Al llegar, solté un largo suspiro por milésima vez en el día, Seonghwa bajó del auto para abrirme la puerta, reí levemente ante su caballeroso gesto, bajé del vehículo y planté un corto beso en sus labios.
