Un 30 de diciembre

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Nova

Krishan Park poseía una extraña reputación —por no decir tóxica—; variaba, no era ni buena ni mala, era amado y odiado al mismo tiempo, incluso por las mismas personas. Ovacionado cuando "salvaba al mundo" y abucheado cuando actuaba pensando solo en él mismo, como si ello fuera un pecado, un insulto a su don otorgado por Dios para los creyentes acordes a la existencia de la nueva especie o un intento de sometimiento oculto bajo una actitud rebelde para molestar a aquellos creyentes que despreciaban y llamaban "condenados" a los antinaturales.

La preocupación de una mancha en el historial limpio que manejaba la Entidad a su favor, así como su mayor dote, lo diferenciaba y distanciaba de los demás dentro de Alpha.

Yo supe quien era cuando, gracias a las Escalas Ψ —las que te clasificaban según el grado de manifestación de tu cualidad—, pude ver que en el primer lugar figuraba su nombre y su foto, calificado como el más poderoso y archivado como el más peligroso a sus 16 años.

Quizá, por eso, el amor pasaba rápidamente al odio y viceversa, porque en el fondo de la mayoría yacía la envidia y el miedo, un sentimiento y emoción que despertaban en situaciones principalmente negativas y estresantes. En este caso: no ser el consentido n°1 de la Entidad y no saber con seguridad si esa persona ya había pasado por tu cabeza y había visto y escuchado los pensamientos que más ocultabas.

Me dije a mí misma que no me acercaría jamás a ese tipo.

Y vaya que lo hice.

Perteneciamos al mismo sector, era cuestión de tiempo que pasara: encontrarnos por casualidad.

Un 30 de diciembre, el día del cumpleaños de mi hermano Tay, Krishan y yo agarrados de la mano; yo riéndome de cualquier estupidez que decía, embobada de su existencia, y él arrastrándome consigo como si fuera algo más que una mera chica que acababa de conocer. Mi vista estaba borrosa a su alrededor, no veía nada que no fuera su rostro. Mi cerebro susurró que estuviera feliz con ello.

Bueno, resumiendo lo sucedido ese día, Kris fue un estímulo visual agradable, una buena primera impresión. Y hablando desde tal perspectiva, estaba demasiado guapo, era mi primera vez viéndolo desde tan cerca, los accesorios que llevaba lo hacían ver tan brillante en contraste con su vestimenta oscura y opaca que no pude apartar la mirada de lo bien que lo favorecían físicamente, lo masculino y femenino formaban una deliciosa mezcla en él y quedé hipnotizada como todo aquel que no había visto antes tal discrepancia.

Pero... ¿De verdad planea enrollarse conmigo?

No logré responder a esa pregunta cuando me la planteé a los segundos de haber iniciado una conversación con él­ porque me había olvidado totalmente de ella y un extraño calor asomaba por nublar mi sentido común. Lo único que tenía en mi cabeza era una erótica imagen vertical de él y yo compartiendo saliva en la ducha. Mojados. Y vestidos. No sabía por qué.

Tay a punto de sufrir una erupción y salir lava por sus oídos, me abrió finalmente los ojos. Parpadeé sintiendo un golpecito en mí mano, un rápido palpitar en ella. Entonces, reaccioné por unos segundos y presté atención a las venas que sobresalían del cuello de Kris como evidencia de la tensión en su cuerpo.

"¿Está asustado?" me pregunté. La mirada nostálgica que le dedicó a mi hermano, me extrañó. Quise cuestionar en voz alta si se habían visto anteriormente, alguna vez por casualidad. Y tan pronto como entreabrí mis labios para hablar, su boca ya estaba sobre la mía. Ese beso de cinco segundos, me convenció de no encontrarme más bajo el control de Krishan y lo aparté de mí de un empujón, sin remordimientos, tras percibir un gusto dulce y amargo en mi paladar: alcohol.

La mirada que me dio Kris al separarse de mí, dejando el beso como un recuerdo que iba y venía, reveló arrepentimiento. No esperé esa reacción. Esperaba todo menos eso. Abrí mis labios antes de siquiera soltar "¿Por qué..." y Tay se abalanzó al instante sobre él, dando un puñetazo que impactó su cachete y resonó en todo el salón, seguido de gritos ahogados de una multitud sorprendida.

A lo que chillé:

—¡Dios! ¡Tay, no!

—¡El alcohol lo tiene cegado! —gritó alguien.

—¡Joder, lo está matando!

—¡Graben! ¡Grabenlo!

—¡Llamen a un polizonte! —bramaron.

—¡A la unidad!

—¡No! ¿Estas loco? Seríamos todos arrestados —se opuso alguien.

—¡Mierda, no para!

—¡Tú, haz algo!

—¡Nova, deténlo! —Oí a mis espaldas.

—¡Nova, es tu hermano! ¡Páralo!

—¡Nova!

—Un hermano mayor alcoholico y una niña que ha sido abusada, tal para cual —susurraron.

—¿Que mierda dices? —Rieron.

—¡Nova!

—¡Hagan algo!

—¡Yo no pienso acercarme!

Le siguieron otros más.

—¡Terminaría muerta!

—¡Partida en dos, imbecil! —Volvieron a reír.

—¿Qué esperas, Nova? —Escuché detrás de mí—. Quémalo y te hará caso.

No.

—¡Nova, hazlo!

—¡Quémalo!

—¡Hazlo! O esta fiesta se irá al carajo.

—¡Vamos!

Las voces provenían de todas partes.

—¡Apresúrate!

—¡No te cuesta nada! Después de todo, eres más letal que tu hermano.

—Aunque Krishan se lo merece. —Más risas.

—Tienes razón, mejor deja que muera.

Ya basta.

—Haz lo tuyo, Chica Rayo.

—¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo!

Nunca más volvería a organizar una fiesta. Ni a ser la anfitriona del lugar.

—¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo! ¡Quémalo!

Nunca más volvería a tratar de ser "normal" a nivel social. A tratar de ser como los demás esperaban que fuera.

—¡Hazlo, Nova! ¡Quémalo!

Nunca más me dejaría controlar por ese idiota.

La razón:

¡BOOM!

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