Los primeros rayos del sol se alzaban por el horizonte, cuando el carruaje que provenía de Ashirmaenek ingresaba por las puertas del muro que rodea el palacio en Akiret. En su interior, la mujer embarazada, junto con su hijo, despertaban de un no muy breve sueño. Pasaron las últimas cinco horas dormidos. Maija comenzó a abrir los ojos a causa del suave tacto de Berat sobre su mano derecha, acompañado de una dulce sonrisa. Al ser la mujer de piel negra incapaz de ver, el tacto con su amado se había vuelto una forma de comunicarse sin tener que hablar. Lo conocía a la perfección, cada roce, cada caricia. Era capaz de reconocer la intención en ellas.
—Hemos llegado amor mío—tomó entre sus manos las de ella y besó los nudillos.
El carruaje se detuvo y el pequeño Bekir se estiró en el asiento donde se encontraba dormido, previo a ponerse de pie y volver a asomarse por la ventana, siendo así lo primero que sus pequeños ojos contemplaron, la enorme figura del guardia, Imox, con la cabeza cubierta casi por completo debido al casco que llevaba, mismo que mantenía oculta gran parte de su cabello negro, atado a la altura del cuello, que caía hasta mitad de su espalda.
Uno de los guardias que acompañó al pelirrojo y su familia durante el camino, se ocupó de abrir la puerta del carruaje y tender la mano al impetuoso niño que se apresuró a querer bajar y recorrer ya mismo los jardines del palacio.
—¡Mamá!, ¡Las flores!, ¡Vamos, vamos!—la animada voz del pequeño hizo sonreír a su madre, la cual bajó después que Su Alteza, siendo este quien la ayudase al tenderle la mano al bajar.
—Su Alteza, si así lo desea puedo comunicarle a la encargada que asigne sirvientes que acompañen a su hijo por el jardín—ofreció el guardia del palacio.
—Te lo agradeceré. Que lo acompañen, pero solo un momento, el clima aun no es adecuado y debe resguardarse pronto—amanecía, pero el frío de la noche previa aun estaba presente.
—Mi amor, nuestro hijo es más resistente de lo que aparenta, y le gusta pasear en los jardines, por favor, permítele que esté el tiempo que desee—pidió.
Los ojos azules de la mujer se encontraron con los de él, en más de una ocasión él habría asegurado que sus ojos si le permiten ver. Quiso negarse, pero nada de lo que esa mujer pidiera le era posible negarle. Sin embargo, su preocupación por el pequeño es suficiente para establecer límites.
—Aun no sabemos si es dramir o no, no podemos exponerlo al frío clima como a los humanos—explicó—Debemos tener cuidado—se acercó a ella y besó su mejilla, teniendo como respuesta solo el asentir con la cabeza de la mujer. Tampoco es que fuese capaz de negarse a algo que él dijera, no por deber o temor como llega a suceder con otras amantes de los hijos del Emperador, era simple y sencillamente el amor que se tienen, al sentirse por completo correspondida era sencillo ceder a la mayor parte de las cosas. No todas, después de todo, su carácter es fuerte a pesar de la dulzura con que se dirige a él.
Imox hizo una señal con la diestra para que se acercasen otros guardias del palacio y, así como fue recibido Su Alteza Derick, lo sería el recién llegado. El carruaje será resguardado y los caballos llevados a la caballeriza. El enrome guardia acompañó a Berat hasta la puerta del palacio, donde Balanca los recibió. Cada sirviente que se encontraba en el camino por el cual pasó la familia hizo una reverencia, así como ella.
—Su Alteza, es un placer recibirlo. Su habitación ya está preparada, serán guiados hasta ella—señaló.
No había en realidad necesidad de eso, pero era el protocolo. Él y su amante habían estado ya en el palacio poco después del nacimiento del pequeño con piel morena, en gran parte por petición de su hermana quien se encontró emocionada al enterarse de tal noticia, no le podía negar que viese al recién nacido. Esperaron solo unas semanas antes de viajar. Si el embarazo actual de Maija se hubiera dado meses antes, en ese momento estarían llevando a otro bebé.
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Después de las sombras
FantasyLa obscuridad abandonó el mundo, pero dejó a las criaturas que lo habitaban. De entre todas, una se levantó con violencia, buscando dominar la mayor parte del territorio, acabando con cualquiera que intentase bloquear su camino. La guerra duró demas...