Fue durante el último día del mes anterior, cuando Derick y Aysun se encontraron en el camino principal de Irtlemeru que lleva a Uskhud. Se trató de una sorpresa para él enterarse mediante uno de los guardias que vigila los caminos, de la presencia de su hermana. Haber conversado con ella durante escasos minutos lo dejó intranquilo.
Han transcurrido cinco días desde entonces. Ese evento, junto con la aún reciente muerte de su hermano Berat lo impulsaron a tomar una decisión que había estado postergando. No estaba seguro e incluso en ese momento seguía sin estarlo del todo. El precio es alto, pero lo era mucho más no hacerlo.
Cada noche desde entonces se ha encerrado en una habitación vacía que hizo llenar con espejos, la ventana fue sellada. Se encontraba al interior en obscuridad total la mayor parte del tiempo, excepto al inicio, cuando lo único que podía iluminar el lugar eran dos velas colocadas frente suyo.
Durante las últimas horas de luz del quinto día, finalizó la reunión que había aplazado con los miembros de su consejo en la que se habló de las condiciones respecto a la venta de alimentos que provienen de Nirefter. Un asunto que hace semanas le parecía el más importante, ahora no era nada en comparación con lo que sospecha su padre está por ejecutar.
—Alteza. La habitación se encuentra preparada —indicó Noíl, una de las mujeres que sirven en su palacio al aproximarse hasta el marco de la puerta de la sala del consejo, donde ahora solo él se encontraba.
—Gracias, puedes retirarte —se levantó del asiento con lentitud y dificultad, los estragos de lo que ha hecho las noches recientes han dejado su cuerpo agotado y herido. Todo permanece oculto bajo la ropa, su túnica lleva ahora un cuello alto el cual cubre hasta un centímetro por debajo del mentón.
—Alteza, ¿desea que llame a uno de los guardias para que lo lleven a...? —no consiguió terminar de hablar, silenció al instante en que la mirada molesta del moreno se cruzó con la suya. Limitó su actuar a bajar la cabeza y callar.
—¿Chacte se aseguró de que nadie más esté enterado? —preguntó al caminar cerca de la pelirroja.
—Si, solo los necesarios tenemos conocimiento de lo que nos dijo.
El varón asintió y continuó con su camino, procurando en todo momento mantener una correcta postura, la usual, de modo que nadie llegara a sospechar más allá. No se trata de algo que puedan adivinar con facilidad, pero el mínimo rumor cercano a la realidad le provocaría un problema.
Subió las escaleras, dirigiéndose a la habitación a mitad del pasillo en el lado derecho, eran solo dos las vacías debido a la cantidad de amantes que tiene. En la puerta, se encontraba ya Fulker, quien no dirigió palabra alguna. Es una de las cualidades que Su Alteza aprecia, en particular bajo esa clase de situaciones. Ingresó y cerró la puerta detrás suyo.
Las velas en el interior estaban encendidas. Tomó asiento de rodillas en el centro de la habitación, incluso las alfombras que suele haber en estas habían sido retiradas, entrando en contacto de forma directa con el suelo, duro y frío al ser de roca pulida. Desabotonó la túnica antes de arrojarla lejos. Su torso desnudo mostraba ya múltiples moretones, junto con heridas que parecían ser causadas por garras. Colocó las manos al frente de las rodillas, apoyándolas en el suelo.
—Dorke bi shere u te ans daekr seena tam or bune, u te ans naharene jiner vaish, shera u or aderemer e ot gunek oimane af or aijimanu —la mirada del dramir se mantuvo sobre el reflejo del espejo frente suyo. Tan pronto terminó el llamado a la obscuridad, el fuego de las velas se extinguió como si una ráfaga de fuerte viento hubiese pasado sobre ellas. No obstante, era algo distinto. Era obscuridad.
—¿Resh evinet te ans im deeka kuish? —preguntó una voz que se encontraba ahora en la habitación, no podía distinguirse si se trataba de un hombre o una mujer. Era profunda, provocaba una sensación de calma absoluta.
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Después de las sombras
FantasyLa obscuridad abandonó el mundo, pero dejó a las criaturas que lo habitaban. De entre todas, una se levantó con violencia, buscando dominar la mayor parte del territorio, acabando con cualquiera que intentase bloquear su camino. La guerra duró demas...