Transcurrieron las primeras horas después del amanecer. Las personas en el palacio comenzaron sus actividades, para ese momento, Balanca acudió a la puerta de la habitación donde yace la mujer a quien sirve, aun sin despertar.
—Informen a Su Alteza que he llegado con los registros del festival.
—Ella aun no despierta—respondió el guardia.
—¿Se siente mal?—preguntó ante la extrañeza que era aun no haya despertado.
Los guardias mantuvieron silencio por un momento, intercambiando entre ellos miradas antes de que el más joven asintiera.
—Si—se aproximó a la mujer de cabello cano y murmuró. —Por la noche vinieron sus amantes y la encontraron con una herida. Nohek la ha sanado, pero Galt nos pidió no lo informáramos a nadie.
—¿Y han cumplido con eso?, ¿Nadie más sabe?
—No, solo usted.
—Bien hecho. Manténganlo así—indicó. —Déjenme pasar.
Abrieron la puerta, permitiendo el acceso. La mujer ingresó y dejó el libro de registro de cuentas que llevaba consigo, en la mesa cercana. Los amantes se levantaron del borde de la cama donde aguardaban el despertar de la mujer, e inclinaron la cabeza ante la presencia de la mayor, como gesto de respeto, no solo por la posición.
—¿Ha mostrado alguna mejoría?—preguntó la mayor. Ambos negaron.
—Tiene pulso, puedo sentir cómo late su corazón, pero...es débil, tal vez no llegamos a tiempo, habría demasiada sangre—habló cada vez más bajo el rubio.
—¿Y si traemos a uno de los médicos?, tienen más experiencia y quizá puedan darle algo que la ayude a despertar—sugirió el pelinegro. Es consciente del poder que tiene el otro amante, tiene talento, pero no tanto como los que son más experimentados, no solo los que son neiyllak, también los que han dedicado años de estudio, sin la habilidad propia de esa raza, para desarrollar curas a enfermedades y procedimientos extraños pero funcionales.
Balanca lo pensó en silencio. Podía ser buena idea que alguien más acuda a atender a la castaña, sin embargo, también significaría que otra persona conocerá de su condición. Comenzó a considerar algunas opciones, el sacerdote del templo de la Señora de los Muertos era una de las personas más leales a Su Alteza, él tiene una hija que ha estudiado la medicina, tal vez sea la opción más segura. O no, eso implicaría hacerla ingresar en el palacio, alguien podría ver, habrá sospechas y tampoco podían hacerla ingresar por el pasadizo secreto que lleva a la habitación, no deben ser demasiados que lo conozcan.
—Veré el modo en que pueda venir alguien a atenderla. Por ahora permanezcan aquí con ella, si hay algún cambio deberán informarme—aun tenía en mente a la hija del sacerdote, solo tenía que pensar cómo hacerla ingresar sin que otros se enteren, han ocultado ya un atentado contra la vida de Aysun, hacerlo de nuevo es más complicado, en particular por lo ocurrido la noche anterior. Lo hecho por la bashee interpretarse como un acto de rebeldía contra la orden del Emperador.
Cuando abrió las puertas, a pocos metros en el pasillo se encontraba ya Derick.
—No hay necesidad de que cierre, voy a ingresar.
—Los amantes de Su Alteza aun se encuentran con ella—indicó.
—Pero tú estabas en la habitación, me supongo entonces puedo ingresar—no esperó permiso alguno, siguió avanzando y la mayor no tuvo más opción que permitirle el paso. A todos puede dar ordenes en ese palacio, excepto a miembros de la dinastía.
A diferencia de cuando la mujer ingresó, ahora los amantes si bien se levantaron de nuevo, no hubo reverencia, acto que pasó desapercibido por el moreno al ver a la menor tendida en cama, no parecía simplemente estar dormida, el semblante en su rostro era malo, más como si estuviera enferma.
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Después de las sombras
FantasíaLa obscuridad abandonó el mundo, pero dejó a las criaturas que lo habitaban. De entre todas, una se levantó con violencia, buscando dominar la mayor parte del territorio, acabando con cualquiera que intentase bloquear su camino. La guerra duró demas...