La Reina Roja
Mi pasado no origina mi presente y lo que hice aquella vez mancho mi imagen, ellos creen tener la razón, pero la perdieron hace mucho, deshonraron mi confianza y mi nombre, solo quise darle un poco de su propio veneno y funciono, no quiero ni deseo matar a alguien pero si es necesario lo hare, aquellas palabras solo arruinan mi asqueroso corazón me hacen sentir y la verdad es que muy tarde para tener un destello de credibilidad.
Sus pequeños e incrédulo cerebro no le das para ver más allá de lo que le dicen o hablan, creen que somos escoria, que debe desaparecer gracioso ¿No? Lo que ellos nos saben es que la escoria como dicen llamarnos, lo ha estado traicionando, mintiéndoles y aceptando que arriesgué su vida, solo para... ah sí, ¿Matarnos?
No saben el poder que poseemos a cambio nosotros solo sabemos su debilidad para destruirlo y hacerlo trizas.
Tome un cristal hallado al lado de mi escritorio rojo como todo lo que habita en este reino, cerré mi mano e hice presión, en menos de segundo el cristal se partió, mi cuerpo se relajó un poco y mi ceño se bajó, tocaron la puerta y di permiso para pasar, unos de mis guardia de confianza entro avisando que tenía una visita inesperada fruncí el ceño y le di indicaciones para que lo dejara pasar y se fue hacer su labor
Golpes hacen sonar la puerta de mi habitación y acepto el paso, un señor alto con cabello negro y caminar seguro, entra a mi habitación
- Vaya, vaya – reí – hoy es el día de las visitas inesperadas
- Tú y yo sabemos que esto no precisamente es una visita Phoenix – frunce el ceño y se cruza de brazos – antes de que cometas cualquier locura recuerda que Atenea está aquí.
- Claro lo sé ¿esa no es la pequeña criatura a la que no querías traer James? – lo miro y rueda los ojos
Niegay se acerca a mi he inmediatamente me alejo, nota mi nerviosismo y se ríe, respiro y vuelvo a mantener mi postura
- No te acerques James – doy un paso atrás – Solo dime la verdad ¿Por qué no la quería traer?
- No lo entiendes Phoenix so...
- ¡Claro que si lo entiendo James, quieres que ella cree que yo soy la mala y sabes que no es así! – exclame indignada – los dos sabemos quien está detrás de la escasez, quien enjaula a las personas que habitan aquí y a mí me ven como la mala.
- Phoenix, sabemos que ella no es – ruedo los ojos y me acerco un poco más a él, pero esta vez es él quien retrocede su paso – Tiene que ser otra persona.
Rio satírica y frunzo el ceño, no puedo creer que esto, este ocurriendo ¿De verdad tiene una venda en sus ojos, que no le permiten ver la crueldad de esa persona?
- Oye que bien, ella se esconde y yo pago todas sus obras – frunce el ceño – ya vasta James si tú no le dices toda la verdad a Atenea, se lo diré yo y los dos sabemos que soy muy capaz.
- Lo se Phoenix por eso vengo a pedirte que no le digas nada – camina un paso y me alejo dos – déjame acercarme
- No james, siempre que lo haces terminas convenciéndome y estoy cansada de ser la mala en esta historia y de que ella se vea como la que salvo a todos, sabiendo que es una asesina.
Suspira toma el jarrón que se encuentra cerca del trono y lo tumba contra al piso, sacando toda su rabia.
- No me gustaría ser el portador de malas noticias Phoenix – me mira – pero si le llegas a decir una sola palabras a Atenea de lo que sabes te olvidas de ella.
Frunzo el ceño y lo miro
- Y porque me interesaría tenerla conmigo, esa chiquilla no me importa.
- No te importa, porque no sabes quien realmente es ella.
- ¿Eh? – Frunzo el ceño - ¿Cómo así?
- No diré más Phoenix y cuida lo que hablas.
Se acerca a la puerta y antes de irse me mira y se va, mis piernas pierden toda la fuerza que tenían y caigo al suelo, una lágrima recorre por mi piel y un nuevo sonido hace que detenga mis lágrimas.
Lo odio por hacerme sufrir tanto.
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Legión
Teen FictionEn un pueblo oculto de todos y de todo envuelto en criaturas mágicas dispuestas a descifrar tú pasado, presente y sin duda un futuro convertido en tragedias y destino crueles, una luz aparece llenando a todos con un destello de esperanza. Atenea que...