¿Irises Rojos?

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Escucho que llaman a mi puerta y no puedo saber qué hora es porque en este mundo lo aparatos electrónicos no sirven, me levanto y  al abrir la puerta la veo presencia de Alexander con una gran sonrisa

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Escucho que llaman a mi puerta y no puedo saber qué hora es porque en este mundo lo aparatos electrónicos no sirven, me levanto y  al abrir la puerta la veo presencia de Alexander con una gran sonrisa.

- Hola bizcochito que hermoso despiertas – sonríe – siempre he creído que las chicas cuando despierta se ven como unos ogros horribles, pero contigo veo que no es cierto.

- Alex, sabes ¿Qué hora es? – le pregunto

- Si, son las seis de la mañana, hora de entrenar pequeña dormilona – me entrega unas prendas – oh, por cierto tienes una cita luego de que termine de entrenar te espera con ansias.

- ¿Quién?

Se va y yo procedo a cerrar mi puerta, me voy directo al baño, y acomodo luego de que ya estoy lista me voy directo a entrenar.

***

- Llegas tarde y creo que te di muy bien la instrucciones atenea – habla Adams – no estoy para volver a repetírtelas.

- Lo sé, sé lo que me dijiste solo que no tengo una alarma para despertar – le dije aun sabiendo que la escusa era vaga – mañana me despertare más temprano.

- Que no se vuelva a repetir – rodea los ojos y mira a victoria – colócate en posición victoria.

Los chicos me llevan a una zona más segura y Victoria es la que empieza a atacar a Adams, él, muy audaz esquiva cada una de sus movimiento solo le llega a pegar tres veces de la cuales puede dejar a Adams con poca fuerza al terminar, victoria y él se dan la mano y nosotros nos acercamos a ellos

- Victoria tienes que ser más rápida – habla Alexander – puede que Adams tenga mucha fuerza pero le falta velocidad

- Escierto, Adams siempre a la vista al frente – dice Harry – te veo muy despistado.

- Y victoria recuerda que estamos en un entrenamiento, trata que los golpes sean más leves, sabemos que tenemos mucha fuerza, pero hay que aprender a controlarla – el último en hablar en Nicholas.

Los chicos escuchan cada una de las indicaciones que le dan y ellos la aceptan con mucho gusto, todos me miran al ver que no he dicho nada y Alex me dan un ademan de hablar.

- Eh... bueno creo Adams tiene que pensar antes en su movimiento y la fuerza de su contrincante antes de atacar – lo miro – también creo que podemos usar armas al practicar porque sabemos que cuando nos toque las usaremos – miro a Victoria – y tú Vic, la fuerza que usa es la necesaria para combatir, solo tienes que saber en qué parte del cuerpo puedes impactar a la personas con la que te encuentres peleando, pequeñeces que sabrán manejar a medidas que practiques.

Le dedico una sonrisa y Alexander me la devuelve.

- Vez lo que les decía chicos, esta bella mujer sabe lo que hace – se cruza de hombros – pero ahora caramelito te toca practicar conmigo, me debes una pelea y quiero que la saldes de una vez.

- Y yo que pensabas que me estabas agarrando cariño.

- lo haces, solo que necesito saber que tanta potencia tienes.

Adams me lleva a un lado y me ayuda a ponerme algunas vendas mientras no deja de mirarme.

- Asegúrate de que la estés colocando bien Adams- le digo.

- Un consejo, Alexander es uno de los mejores que tenemos en pelea de cuerpo a cuerpo es muy ágil, no solo eso, puede leer tu mente así que cuidado en que movimiento piensas, asegúrate de tener la mente en blanco.

- Gracias – es lo único que le digo.

Recordé el día que estaba pensando que podían violarme y él lo dijo cuando no había dicho nada, así que lees mentes.

Estas pensando lo mismo que yo.

Eres mi conciencia claro que es lo que pienso.

A patear culos, muy bellos por cierto.

Veo a los chicos irse y noto a Alexander muy tranquilo, es el primero en atacar y al tratar de esquivarlo no puedo y el golpe va directo a mi estómago el chico ríe, rodeos los ojos y no me da tiempo de pensar cuando siento otro golpe en las caderas, retrocedo y no puedo creer que me ataco muy fácil dos veces.

- Solo serán dos – le digo.

- Me la estas colocando muy fácil.

Alexander lee mentes, trata de colocar tus pensamientos en blanco.

Recuerdo lo que me dijo Adams y sonrió, me concentro y respiro, lo tomo de un brazo y antes de creer que le voy a pegar en el estómago mi movimiento va a su cadera.

- Me has engañado.

- ¿Sorprendido? – le pregunto.

- Para nada caramelito ahora si voy a divertirme.

Esquivo sus movimientos al igual que él los míos y aunque nos vemos muy agotados queremos seguir peleando, noto que los ojos de Alexander empiezan a brillar.

- ¡Atenea! – grita Alexander - ¡Tus ojos son... son rojos!

Volteo y al ver mi reflejo en aquel espejo tan grande noto mis ojos completamente rojos brillando

- Era lo que ella quería James.

- No, ella no.

No entiendo las voces que vienen a mi cabeza que hacen que me duela

- Ella sí, ella debía... debía

- Que no!!

Siento las manos de Adams agarrarme y pierdo el conocimiento.

***

No sé qué fueron todas esas voces que me estaban enloqueciendo, no sé qué me sucedía y tampoco sé porque mis pupilas cambiaron de colores, de la nada, veo a todos los chicos rodeando mi cama, esperando que yo despierte, pero solo siento ese dolor de cabeza tan fuerte.

- Caramelito estas bien – me pregunta Alexander y yo asiento - ¿Por qué tus ojos cambiaron de colores?

- No lo sé.

- Es raro – habla Harry.

- Puede ser el cansancio estaban tan enfocados en ganar que no se dieron cuenta de lo cansado que estaban.

- Si Adams, pero los únicos ojos que se cambiaron fueron los míos, lo de Alexander estaban normales.

- Atenea estabas cansada, puede que Alexander no lo estuviera tanto.

No me creía tanto lo del cansancio nunca me había pasado... bueno, no, nunca me ha sucedido esto, tiene que tener alguna explicación.

Los chicos se despiden de mí y solo quedamos Adams y yo.

- Recuerda que tienes una cita, ve a cambiarte y espérame afuera.

Asiento y voy a ducharme, me visto y salgo esperando a Adams pero como no lo veo en la casa, decido salir y esperar arriba, camino unos cuantos pasos cuando siento que algo está temblando he inmediatamente me alarmo...

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