Fin.
Último examen entregado.
Me desinflé como un globo y salí del aula sujetándome con mis dos muletas. Paul esperaba fuera, junto a Mary que ya había terminado de hacer el examen. Mi amiga parecía tranquila.
—¿Y bien? —me preguntó él con expectación.
Asentí dando a entender que todo había ido bien. Al menos así me lo había parecido. Paul me abrazó y me comió a besos.
Cuando pasó aquel arrebato, me giré hacia Mary.
—¿Cómo te ha ido? No me has dicho nada estos días, me tienes preocupada —le dije.
—Supongo que bien... —respondió encogiéndose de hombros—. Peter ha convencido a mis padres para que me dejen estudiar físicas en Escocia. Seguramente, si tengo buenas notas en selectividad, me marche a Europa.
La miré, desencajada. Su manera de hablar era tranquila, desenfadada... Como si lo que acabara de contar tuviera que ver con su menstruación o con el tiempo atmosférico. De hecho, yo me altero más que ella cuando hablo de mi menstruación.
—¡¿QUÉ?! ¿Tan lejos, Mary?¿Y cuándo nos veremos? —pregunté sin darme cuenta de que ella no podía verme. Pero sí percibirme.
Sonreí, pues ella podía sentir mis pensamientos mejor que cualquier otra persona. Eso es casi mejor que que alguien pueda verte. Me percaté de que Paul había decidido no intervenir en la conversación. Mary extendió su brazo y puso su mano en mi hombro.
—Vendrás a verme y podrás conocer el paisaje escocés. Yo no puedo verlo, pero Peter me ha dicho que es precioso.
Entonces en un susurro pregunté:
—¿Y Roy? ¿Qué va a ocurrir con él?
Y lo vi. Ese gesto de dolor. Fugaz. Pero estaba ahí. Algo había ocurrido.
—Él se marcha a estudiar a Finlandia —dijo con amargura.
—¿Por qué tan lejos? —me pregunté en voz alta.
Aquel pedazo de pasillo comenzaba a despejarse. Oficialmente, habían acabado los exámenes de selectividad y todo el mundo se marchaba a celebrarlo, cada uno a su manera.
Sentí que Paul agarraba mi mano y la oprimía con fuerza.
—No lo sé. Al parecer estaba en sus planes desde hace mucho tiempo —susurró ella con los ojos empañados.
Y, por primera vez desde que la conocía, la vi llorar. Toda su fachada se había derrumado.
La abracé como pude con mis muletas y ella se apoyó en mi hombro.
—Quiero irme, Becca. Quiero marcharme lejos de mis padres..., quiero conocer otra parte del mundo. Quiero... Empezar de nuevo —susurró ella.
Entendí. Su vida no había sido fácil. De todas maneras yo no entendía por qué de repente Roy, quien me había parecido estar tan enamorado de mi amiga, se marchaba tan lejos y por qué no se lo había dicho antes a Mary –si es que era verdad que lo tenía planeado desde hacía tanto tiempo–.
—¿Ya has pensado alguna universidad en concreto? —pregunté—. Quiero saber a dónde voy a tener que ir a verte.
Ella se alejó un poco de mí.
—A la escuela de Física de Glasgow, seguramente. Creo que me harán algún tipo de adaptación curricular... Me facilitarán las cosas... Ya sabes... Por la ceguera —comentó.
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Becca Breaker (II): Junto a ti © Cristina González 2014
Novela Juvenil*Segunda parte Becca Breaker I: contigo* Becca aún no ha terminado el bachillerato. Le espera otro año duro. No sólo tendrá que esforzarse por alcanzar el diez en cada examen, si no que tendrá que soportar la distancia que la separa de Paul y otros...