5. Debemos hacer algo

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1 de enero de 1979

Ya habían pasado unos días desde que nos enteramos de que Aline estaba desaparecida, aunque Mason lo negaba, no dejaba de decir lo mismo una y otra vez.

Incluso quiso culparme a mí por la desaparición de Aline, lo cual no funciono demasiado bien porque ni siquiera sabia de Aline desde esa vez que nos vimos y yo me la pasaba continuamente en el Ministerio o con mis padres. Así que era imposible que yo pudiera ser un sospechoso. Marlene y yo sabíamos que él le había hecho algo a Aline, tal vez ella en ese momento logró escapar y ahora estaba escondido por algún sitio. Aterrada de ser encontrada por él.

No podía creer que ella no estuviera, era algo tan surrealista, ya intuí que Mason no era una muy buena persona y no había muchos datos sobre él que pudiera utilizar en su contra, así que todo esto era demasiado complicado.

Solamente quería encontrar a Aline de una vez y llevármela lejos de todo, pero primero debía encontrarla y ni siquiera sabia por donde empezar. 

¿Dónde podría estar? No había muchos lugares a los que ir, así que todo se reducía a buscar información en la casa donde ella convivía con Mason. 

Todo era un caos, por no decir que estábamos en una guerra demasiado complicada, así que la búsqueda de Aline aunque para mí fuera lo más importante, también estaban mis misiones y mis prácticas de Auror. 

Ahora me encontraba buscando a Kingsley, necesitaba convencerlo.

Lo vi y me acerqué decidido hacia él. 

—Kingsley —él se giró para regalarme una pequeña sonrisa.

—¿En qué puedo ayudarte?

—Es sobre Aline —él asintió. Llevaba tocándole las narices con el tema desde que dijeron que ella había desaparecido, lo cual me negaba a creer.

—James sabes que... —le interrumpí, ella no se había escapado, ella no era así. Yo la conocía perfectamente y sabía que ella no se iría sin despedirse.

—Kingsley, créeme, sé que ese infeliz le hizo algo a Aline. Es imposible que ella desapareciera sin decirme, por favor necesito que me ayudes. No puedo perderla, y estoy perdiendo la cabeza de solo pensar que ella no está con vida por culpa de ese miserable. Desde que ese imbécil está en la vida de Aline, no ha vuelto a ser la misma y de eso nos hemos dado cuenta todos —él soltó un pequeño suspiro viéndome atentamente.

—Entiendo que estés frustrado James y que quieras encontrarla, pero no hay suficientes pruebas y ya has escuchado a Mason. Tal vez Aline quiso irse lejos de todo eso y vivir su vida. No podemos inculparlo sin pruebas y lo sabes James. Mira, sé lo importante que es ella para ti, así que pondré a algunos Aurores en su búsqueda, para ver si tenemos suerte —bufé, eso no era justo, ella estaba en peligro, yo lo sabía, pero nadie me creía.

—Eso no es suficiente Kingsley, no es nada justo. Ella está en algún sitio asustada por el marido que tiene, el cual es un capullo y lo sabes, al igual que también es un maldito mentiroso.

Kingsley asintió, pero sabía perfectamente que él no podía hacer nada más. 

Como él había dicho, no había pruebas suficientes para poder inculparlo, así que la única solución era las búsquedas que hacíamos en algunos lugares.

Porque una orden para entrar en el domicilio no era una opción. 

 No puedo hacer mucho más James —asentí y me regaló una pequeña sonrisa para irse y dejarme solo, en el departamento donde tocaba trabajar. 

Caminé hacia la salida porque ni siquiera tenía ganas de entrenar o seguir un minuto más ahí. Prefería volver a casa y pensar en como podría entrar en la casa de Mason. Sabía que de alguna forma lo lograría, con la ayuda del Ministerio o por mí mismo.

No iba a rendirme por nada en el mundo. Ella nunca lo había hecho con ninguno de nosotros, así que yo menos lo haría.

—Te sacaré de ahí, te lo prometo amor. Haré todo lo que esté en mi mano para sacarte de ese infierno y estaremos juntos, palabra de Merodeador —le regalé una pequeña sonrisa.

—James, por favor no lo hagas.

—No voy a dejarte con ese monstruo Aline, no me pidas que lo haga. Podrás mentirle a todo el mundo, pero no a mí. No cuando te conozco perfectamente y sé cómo estás. Aline por favor... Déjame sacarte de ahí, sé que no lo amas, me amas a mí tanto como yo te amo a ti.

—No hagas esto más difícil...

—No lo hagas tú tan difícil Aline, quiero sacarte de ahí y quiero que seas feliz, eres una de las personas que más se lo merecen así que no podrás hacerme cambiar de opinión.

—James...

—Te voy a sacar de ahí cueste lo que me cueste.

—Te amo tanto Aline, que lo único que quiero en esta vida es que seas feliz, porque te lo mereces más que cualquiera.

—Yo también te amo demasiado —nos separamos.

Le había hecho una promesa y no iba a romperla.

Ella era el amor de mi vida y no pararía hasta encontrarla.

—¡James! —me giré para encontrarme a Marlene corriendo hacia mí, confundido me quedé parado en mi sitio esperándola. 

—¿Qué ocurre Marls? —ella soltó un pequeño suspiro.

—No pude evitar escuchar la conversación que tuviste con Kingsley, y no me puedo creer que no hagan más todavía, estamos hablando de Aline, no podemos dejarlo, debemos hacer algo.

—Lo sé, pero el Ministerio no puede hacer mucho más. Mason tiene seguramente contactos que lo están ayudando Marls. Así que solo me queda buscarla por mi cuenta, porque no voy a esperar hasta que el Ministerio haga algo —ella asintió.

—Entonces cuenta conmigo para lo que sea, necesito encontrar a mi mejor amiga de una vez por todas, porque sé que ella no sería capaz de irse, al menos no sin avisar. Tal vez Mason le hizo algo y ella logró escapar.

De solo pensar en la idea de que ese infeliz le haya hecho daño, mi estómago se removía y tenía unas ganas inmensas de buscarlo para pegarle con todas mis fuerzas hasta dejarle inconsciente.

—Marlene...

—No. Estamos hablando de mi mejor amiga y no voy a dejarlo pasar. Debemos encontrarla y pienso ayudarte. Estoy segura de que algo trama Mason así que los dos nos ocuparemos de enmascararlo. No dejaremos que salga impune de esto. Lo vamos a conseguir y encontraremos a Aline —asentí con una pequeña sonrisa.

Marlene era una mujer testaruda, así que era obvio que no discutiría con ella sobre el tema, porque ella ya había tomado una decisión y sabía perfectamente lo importante que era Aline para ella. Ellas dos eran como hermanas, así que tenía demasiado sentido que Marls también quisiera ayudar.

—Encontraremos a Aline —estaba seguro de que lo haríamos, Mason no ganaría.

—Encontraremos a Aline —confirmó ella con una pequeña sonrisa. 

Desde este momento comenzaba nuestro plan de rescate y no paríamos hasta dar con ella.







NOTA DE AUTORA

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