Sin saber realmente como reaccionar te quedaste quieta y solo asentiste, Luffy te sujeto un poco más tratando de tenerte lo más cerca posible. Se mantuvieron así por unos instantes en los que lo único que podías escuchar eran los tambores procedentes del pecho del pelinegro.
—Nami y Robin dijeron que no debo molestarte— empezó a hablar —pero no puedo, quiero poder tomarte de la mano, quiero tenerte así entre mis brazos, necesito que estés conmigo— para ese punto tu rostro ya estaba completamente rojo.
—¿Por qué yo?— te animaste a preguntar.
—Cuando te vi sentí algo extraño que nunca antes había sentido— respondió —y cuando te vi herida me di cuenta de que quería protegerte, quería verte sonreír como la primera vez que nos vimos, quería que me llamaras por mi nombre, que me tomarás de la mano, que me dejaras besarte, me di cuenta de que sin ti mi sueño no estaría completo—
—¿Tu sueño?— Luffy asintió con una gran sonrisa que solo te sonrojo más, entonces vistes unos destellos pasar sobre él y tus ojos se abrieron por sorpresa —olvide que era hoy— murmuraste y el pelinegro dirigió su mirada al cielo, una lluvia de estrellas fugazes estaba comenzando. Te alejaste del abrazo de Luffy y te pusiste de pie, entonces señalaste un punto, en la cima de una de las edificaciones del lugar —¿Puedes llevarme hasta ahí?— preguntaste y como respuesta te atrajo hacia él sujetandote con un brazo mientras estiraba el otro para impulsarse hacia donde le habías dicho.
Ese edificio estaba parcialmente destruido desde hace algunos años pero cuando tú padre vivia aún era habitable, la primera vez que viste ese espectáculo nocturno fue en la azotea de esa construcción, eras solo una niña. No podías desaprovechar la oportunidad de revivir ese recuerdo. En cuanto estuvieron ahí buscaste el lugar adecuado y te sentaste en el suelo mientras le hacías señas al pelinegro de que te acompañará. Luffy estaba por hablar cuando vio la expresión que portabas, sonrió y guardo silencio mientras se dedicaba a observar todos aquellos destellos que cruzaban el firmamento, su corazón latía con fuerza y en ese momento agradeció poder compartir ese recuerdo contigo.
Su anhelo era demasiado así que con lentitud comenzó a acercar su mano a la tuya, en cuanto tocó tu piel una corriente eléctrica le recorrió todo el cuerpo provocando que su corazón latiera aún más rápido, el sonido de los tambores resonó en tus oídos haciéndote girar, Luffy te sonrió mientras entrelazaba su mano con la tuya.
Aquel acto te sonrojo pero no apartaste tu mano, la calidez que sentías solo se compraba con la seguridad que te brindaba la presencia del pelinegro, así que sujetaste aquella mano mientras tu vista se perdía en el firmamento.
—Cuentame sobre tus viajes— pediste sin despegar tu mirada del cielo —vi tus memorias pero quiero escuchar como lo recuerdas—
Luffy no tardó en empezar a relatarte todo lo que había vivido, comenzó con la historia de un niño con dos hermanos mayores que querían ser piratas, paso a como conoció a cada miembro de su tripulación hasta llegar a la última batalla que había tenido, todo aquello sin soltar tu mano.
—A veces olvidó que hay todo un mundo afuera— mencionaste —si volvemos a vernos en el futuro, por favor cuéntame todas tus aventuras—
—Ven conmigo— soltó con seriedad y con su mirada fija sobre ti, te sonrojaste y por primera vez dudaste sobre tu respuesta.
—Tu sueño se hará realidad— le sonreiste —lo he visto pero para lograrlo me necesitas aqui— devolviste la vista al cielo —cuando el curso del mundo cambie debo estar preparada, el cristal de la vida le debe devolver la fuerza a todo ser vivo y toda creación, debo permanecer aqui—
—¿Realmente no puedes acompañarme?— pregunto de nuevo con un poco de desánimo en su voz —Quiero llevarte conmigo sin importar que—
—Me encantaría dejar está isla y ver qué hay más allá, descubrir lo que el mundo tiene para ofrecerme sin embargo tengo un deber— lo volviste a ver y mientras se cruzaban sus mirada una extraña sensación te invadió —tal vez cuando liberes al mundo yo también sea libre de hacer lo que quiera—
—¡Lo haré! ¡Traere a tu pueblo de vuelta para que no estés sola! ¡Y liberare al mundo para que puedas acompañarme! ¡Lo prometo!— sonrió —¡Después de todo soy el hombre que se convertirá en el rey de los piratas!—
Aquella sonrisa te aceleró el corazón, sabías que cumpliría sus promesas estabas segura de que él no era alguien que mintiera. Entonces ahí mientras sus miradas se cruzaban tu pulso aumento, las estrellas seguían cayendo sobre ustedes dándole un toque mágico a la situación. Aquellos tambores que provenían del pecho del pelinegro comenzaron a escucharse con más fuerza y de algún modo sentiste como se sincronizaban con el ritmo que bailaba en tu propio pecho. Te sentías envuelta en una bruma donde todo lo que podías sentir era la union de sus manos, nunca habías pasado por una sensación similar.
Luffy seguía sonriendo al observarte pero pronto su necesidad de tenerte cerca se volvió más fuerte, algo lo impulsaba a acercarse así que con cuidado extendió su mano libre hasta posarla sobre tu mejilla, su miradas estaban fijas una sobre la otra. Entonces lo decidió, haria que fueras con él así tuviera que esperar, haría lo necesario para pasar su vida a tu lado.
Tal vez aquella lluvia de estrellas tenía un poder mágico sobre todo aquel que las observará, o tal vez había sido obra del silencioso deseo que pidió el pelinegro pero cuando menos lo esperaban ya se encontraban tan cercar uno del otro que sus alientos comenzaron a mezclarse, sus corazones bailaban en un sincronía perfecta.
Su nariz rozo con la tuya mientras pedía permiso con una mirada, por respuesta cerraste los ojos dejándote llevar por el sin fin de sensaciones que abrumaban tu mente. Cuando aquel torpe contacto llegó, aquella corriente eléctrica jugo con sus cuerpos.
Solo nos queda un capítulo más y el epílogo.
Gracias por leerme ❤️
Nos vemos el próximo viernes ✌️
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Ven conmigo [Luffy y tú]
FanfictionCuando la tripulación del sombrero de paja llegó a aquella hermosa isla de primavera no esperaban que tan bella ciudad contara con solo un habitante. El resto del pueblo se había marchado, solo ella quedaba para proteger el tesoro que le daba vida a...