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"Andrea"

El alcohol subió rápido, la noche había sido loca, muy loca diría yo.
No me acuerdo de nada de lo que paso después del decimoctavo cubata, solo que la persona que más amaba me había engañado.
Lo malo de todo es que nunca nunca podré fijarme en nadie mas, nunca podré verle y no sentir nada, por el soy lo que soy.
Las lágrimas caían por mis mejillas al recordar el beso q se habían dado.
Lo malo no era eso, lo malo es que ella sabía lo que éramos, más de una vez nos vio dándonos picos en los cambios de clase, alguna que otra vez en la calle caminando juntos agarrados de la mano y por supuesto en las historias de los viajes que hemos hecho juntos y en las que subíamos cuando cumplíamos años juntos.
Es que no fueron ni uno ni dos años, si no cuatro.
Llamaron a la puerta de mi habitación. Era Cris con una bandeja de desayuno, detrás de ella estaba Bea la cual me traía un ramo de flores color rosa, el color del corazón que teníamos las cuatro, y por último entro Raquel con un peluche de un caballo mi animal favorito.
—No era necesario que hicierais esto.
Dije limpiándome las lágrimas. La verdad era que ya era bastante tarde, las cuatro y pico o así.
—Llevas toda la mañana dormida, estábamos preocupadas. Anoche te pasaste muchísimo con los tragos.— la voz de Raquel soñaba muy preocupada, la verdad es que ella siempre a sido como la madre del grupo, y no me extraña, es la única que no bebe y se mete en problemas.
—¿Como he llegado aquí?
— Ivan, le costó convencerte, pero lo consiguió. Estuvo toda la noche contigo.
—¿Y dónde está ahora?
—Nada más llegar nosotras se ha ido, no te quería dejar sola, nos dijo que has estado fatal desde que llegaste, no parabas de llorar por el niñato ese.— Cris dijo eso con cara de asco.
Me temía lo peor, si le llegue a contar a Ivi lo que pasó ayer con su primo era capaz de matarlo aunque fuera de su familia.
Ivan era mi mejor amigo desde que mi primo Lucas juega en el equipo del pueblo nos hemos llevado súper bien.
—¿Y dónde está el ahora?
—No lo sabemos— hablo por primera vez Bea quien terminó de pi de las floras en un precioso jarrón al lado de mi cama — salió casi corriendo de casa, dijo que tenia que resolver un asunto pendiente, que era importante.
No, no, no.
No.
"Lo va a matar, lo va a matar"
Esa frase no paraba de repetirse en mi cabeza una y otra vez. Hasta que salió casi sola al exterior.
—Lo va a matar.
—Pues que se joda.
—Si eso le pasa por hacerte daño.
—Bro no os paséis, que sí que le a hecho mucho daño y tal, pero así no se resuelven las cosas.
Veis lo que decía, Raquel era como la madre del grupo.

Las chicas se acomodaron mejor en mi habitación.
Mientras yo me puse a cocinar lo que me habían hecho, bueno más bien lo que Raquel me había hecho, porque Bea y Cris casi me queman la cocina.
Era un bizcocho delicioso con helado de caramelo y vainilla, y un vaso de leche.

Al terminar de comer justamente llego Ivan a casa, traía un montón de dulces, que además eran mis favoritos, y a parte de eso también traía dos o tres tarimas de helado. Las chicas se fueron.
Chis y Bea con sus novios y Raquel a pasar la tarde con sus padres.
Mostrad tanto Ivan y yo estuvimos viendo pelis, claramente no de romance porque si no yo estallaría en llanto, por lo que decidimos de comedia y así poder reír un poco.

Definitivamente tengo al mejor mejor amigo del mundo.

Una perfecta casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora