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"Andrea"

Hoy se celebraría la boda de Bea, estaba muy contenta por ella, y estaba segura de que el le hacía muy feliz.
Me puse mi vestido de dama de honor color rosa pastel, con unos tacones plateados.
—Estas preciosa mi niña.
—Ya, ojalá pudiera decir lo mismo.
—¿Como has dicho?
Me miro con indignación, y ni pude no reírme por la cara que puso.
—Es broma, estás guapísimo.
Le di un beso poniéndome de puntillas, incluso teniendo tacones el era más alto que yo.

Salimos de casa y llegamos al hotel en donde se había quedado Bea.
Subimos a su habitación y la ayudamos a ponerse el vestido. Estaba preciosa, parecía una princesa de un cuento de hadas.

Las chica y yo bajando al patio donde se celebraría la boda.
Las sillas de los invitados estaban perfectamente alineadas de cuatro en cuatro, adornadas con una preciosa cinta blanca que colgaba de un extremo a otro de cada una de esta. El pasillo estaba marcado por pétalos blancos que llegaba hasta el final del altar, el cual tenía un enorme marco rodeado de hierba fresca y toques de rosas blancas dispersas por su superficie.
Los invitados ya estaban en su lugar y el novio ya la estaba esperando.
La música empezó a sonar y nosotras entramos dirimiéndonos a nuestros lugares correspondientes como damas de honor.
Segundos después Bea entró agarrada del brazo de su padre.

Los días pasaron y los recién casados se fueron a las New York de luna de mil.
Gabi y Chis decidieron iré a Francia unos días con sus familias.
Y yo y Marcos nos íbamos de viaje a los Angeles una semana.
Nos que damos en un hotel precioso donde se veían unas hermosa vistas a la ciudad, la cual era más hermosa de noche toda iluminada.
Durante toda la semana visitando sus lugares más turísticos como Universal Studios Hollywood, estuvimos en un  helicóptero y viendo todo Los Ángeles desde ahí arriba y el último día cogimos un crucero nocturno para ir hasta París y estar con nuestros amigos.

Vi a Cris de lejos y no lo pensé dos veces para salir corriendo donde ella estaba junto a Gabi.
—¡CRIS!
—¡ANDREA!
Nos caimos al suelo por el impacto del abrazo.
—¿Que tal te lo has pasado en los Ángeles?¿Ya voy a ser tía?
Dijo mirando con cara picara.
—¡CRISTINA GONZÁLEZ MARTIN!

Comimos un taxi y nos fuimos a Disney, donde estaríamos dos días.
Cuando llegamos era casi de noche y todo se veía precioso.
Entramos a la recepción y nos dieron una entrada vip para en tear a todos lados sin pagar.
Llegamos a la habitaciones y nos instalamos, era como una pequeña casita decorada con temática las princesas, baño enorme un cuarto de baño enorme decorado con temática de la seirenita, la venera era en forma de concha al igual que el lavabo y el bote del jabón, el espejo estaba metido en una ola y las preces eran color coral y con detalles de escamas de sirena.
El salón era súper bonito tenía una temática de mickey y cosas de princesas, las mesas y las sillas eran como las de las películas de princesas y las lámparas igual, en el centro del salón había un dibujo enorme con la cara de mickey y por último en el centro de una pared del salón tenían escrito en letras grandes Disneyland París.
Tenía tres habitaciones y cada una tenía otra temática de princesas deferentes a la anterior.
La mia era de Mulan, mi princesa favorita, el colchón estaba en el suelo y en piso era de madera, y el armario estaba forrado con una especie de papel que parecía las tipicas puertas.
Las tres parejas nos reunimos en el salón para planear lo que haríamos al día siguiente, y taupes comer algo.

Una perfecta casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora