νєяѕє єιgнт

116 22 8
                                    

La semana terminó en un parpadeo y con ello, la ansiedad, nerviosismo y expectación se hicieron presentes, pues faltaba exactamente una semana para el estreno. Sin embargo, no era el estreno lo que acongojaba a Minho, era... Lee Félix.

—Llevas la mitad del semestre en el club de drama, ¡no puede ser que no le hayas pedido su número todavía! —exclamó.

—Bueno y a ti qué —se quejó Minho, malhumorado.

Félix se rio.

—Es mi misión en esta vida, hacer que las parejas enamoradas se unan y sean felices —dijo, juntando sus palmas.

—No somos- —Minho protestó— No estamos ena-

—Shhh, Hyung, por favor haz algo —el menor lo interrumpió—, es doloroso de ver.

—Qué tonterías estás diciendo —Minho frunció el ceño, intentando darle la espalda, concentrándose en el guion que, para entonces, se sabía al derecho y al revés.

—¡Es frustrante ver como ambos se gustan y ninguno hace nada! —insistió Félix, tomándolo por los hombros después de quitarle el libreto de la mano.

—¿C-crees que le gusto también?

—¡Ajá! —gritó el menor, atrayendo algunas miradas— dijiste también.

—¡Baja la voz! —urgió Minho, arrastrándolo a una esquina oscura tras bambalinas.

—Hyung, en serio —Félix rogó—, invítalo a salir o algo.

—Ni siquiera tenemos tiempo de salir, el estreno es en una semana —farfulló Minho, evadiendo su mirada.

—Entonces, ¿te vas a quedar ahí como un bobo, esperando a que alguien más lo haga? —cuestionó el menor con las manos en las caderas.

Minho frunció el ceño, no entendía como esa posibilidad jamás cruzó por su mente, pero solo pensarlo lo ponía de mal humor.

—Claro que no —murmuró, dirigiendo la vista hacia Jisung.

Él estaba sentado en una de las butacas al fondo del teatro, arreglando lo que parecían ser hombreras en una camisa de terciopelo rojo, mientras escuchaba -a juzgar por su pequeño baile- una canción alegre en sus auriculares.

Minho se alejó de Félix, emergiendo hacia la luz de los reflectores en el escenario, y bajó las escaleras con paso decidido y sin apartar la mirada del Han. La verdad es que tenía un plan, desde hacía días. Pero había sido difícil encontrar un momento conveniente para ejecutarlo y, además, le había costado mucho sacarle a Chan sus notas del curso pasado, o más bien, le había costado evadir sus preguntas al hacerlo. Sin embargo, lo había logrado, y por supuesto que tenía un plan, él era el jodido Lee-beisbolista-estrella-Minho, era el mejor cuando se trataba de tácticas, y que nadie se atreviera a subestimarlo.

Se acercó a Han, asegurándose de colocarse en su campo de visión antes de aclararse la garganta y tomar asiento en la butaca de a lado. Jisung se quitó los audífonos, dirigiéndole una sonrisa a modo de saludo.

El corazón de Minho se aceleró un poco.

—Oye... ¿Cómo te fue en el examen de cálculo? —preguntó, intentando sonar lo más casual posible.

Jisung suspiró, estirando los brazos por encima de su cabeza. Minho intentó no mirar demasiado a la porción de su abdomen que había quedado al descubierto debajo de su suéter de punto.

«Incluso su ombligo es bonito, maldita sea», pensó.

—Pude haberlo hecho mejor, supongo —dijo Jisung, lamentándose con humor—, pero está bien, aprobé.

Soneto de amor tras bambalinas [minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora