Pajarito.

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JIMIN.







Miraba a todos lados, esto no era un sueño, tan poco otra pesadilla, Los orbes de Jeon seguían escaneándome sin pudor, no podía más con la tensión, la presión en mi brazo me hizo recordar que el pánico y la ansiedad me invadían.

―Yo, tengo que irme―. Aunque fue difícil decir aquello, pude retorcer sin apartar su mirada.

Jeon me observo tan penetrante que mis pasos se detuvieron y por un momento mis piernas quisieron ceder, no sé qué clase de persona es, pero sin duda estaba empezando a tener miedo.

―Quiero irme―. Volví a pronunciar, mi voz sonaba firme, aunque por dentro esté muriendo de pánico―. Disculpa por seguirte... y-yo, no volveré hacerlo.

Ambos orbes brillaron en la oscuridad haciendo que me cuestione si el dicho «la curiosidad mato al gato» es 100% un hecho.

―Ven, Jimin.

Mis pasos, mis malditas piernas caminaron en automático, por alguna razón intenté retroceder sin tener éxito, realmente quería caminar a la dirección contraria y no sabía cómo estaba parado a escasos ya centímetros suyos.

―Quiero irme―. Volví a pronunciar, ya estas alturas no era buena idea querer conocerlo.

―¿No estabas esperando esto por años?―. Dijo sonriendo perversamente―. ¿Qué haré contigo pajarito mío?

No daba crédito a nada, cerré fuerte los ojos, ¡necesitaba despertar! Me negaba a entender que esto es real.

―¿tienes miedo?―. Pregunto tan cerca de mi rostro que me cuestione en qué momento se acercó―. Deberías tener cuidado a quien anhelas, Jimin. Eres un lindo pajarito, uno muy lindo...

Negué con la cabeza, necesitaba retroceder e irme, ¿qué hacía en medio de la nada con jeon tan cerca de mí?

―¿Q-que es lo que quieres?

―¿Yo?―. Cuestionó rozando su respiración por mi pómulo, mis manos se hicieron puño y mi respiración se agitó―. ¿Yo porque querría algo de ti? Eres tú quien busca esto.

Cuando enfoque la mirada sobre la suya, sus labios estaban a centímetros de los míos, no sé qué clase de pensamientos estaba teniendo él, pero los míos claramente se reflejaron al relamerme los labios. Sus comisuras se levantaron y retrocedió negando con la cabeza.

―Ábrelo―. Demandó mirando la caja.

Fruncí el ceño y suspire, Jeon estaba loco y más loco estoy yo por seguirle este maldito juego. Lo único que sabía de él era su nombre y acá vamos abriendo un regalo suyo. La vida te da sorpresas.

Camine lentamente, la caja en la superficie baja estaba teñida de un color vino, era más fuerte que el rojo, ¿la decoro?

Lo miraba dé reojo para encontrarlo con la mirada entusiasmada a cada movimiento que daba, cuanto tuve intenciones de abrirlo y lo mire, su sonrisa aumento más, sus orbes brillaron y la maldad pasó por ellos. Jeon era raro, un tipo que con todo el terror del mundo solo hacía que mis instintos quieran complacerlo.

―Mierda.

―¿Te gusto?

Lo miro de forma alarmante, solté la caja haciendo que esté caiga a sus pies y la cabeza de un siervo ruede fuera de ella. ¡Una cabeza! Caí bruscamente en mi asombro tapándome la boca, no hacía más que mirar al siervo sin vida, no podía siquiera sollozar, estaba petrificado en el suelo intentando tomar sentido.

𝐃𝐚𝐫𝐤. © [LA SALVACIÓN EN TUS MANOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora