JIMIN.
Me removí, no quería levantarme y tan poco quería enfrentarme a afrontar este día. Escuchaba a mi madre por la habitación y solo opté por hacerme el dormido.
—Sé que estás despierto, cariño...
La ignoré cubriéndome con las sábanas, sentía mis ojos hinchados y mis mejillas ardían.
—Tienes que ir a clases, Minie...
¿En serio fui capaz de abandonarlo? No quería verlo, sentía mucha impotencia. ¿Qué le diría? No tengo excusa para lo que hice. Lo dejé a su suerte y estaba muy arrepentido.
Me puse de pie rápidamente corriendo hacia mi baño, ignoré los reclamos de mamá. No tenía cabeza para nada más que para ver a Jin y disculparme.
—Cariño. —Mamá habló tras la puerta—. Iremos con tu padre a casa de Sunní. Haneul pasará la noche con Beak. ¿Puedes quedarte solo o te esperemos para ir?
No podía ir, tenía muchas cosas por resolver y...
—¡Me quedaré! —grité—. ¡Dile a mis tíos que iré pronto!
—¡Vuelve temprano! —aconsejó—. Nada de pijamadas.
Si mamá supiera lo que realmente son esas pijamadas estaría tan decepcionada de mí. Literalmente siento que soy la oveja negra de la familia.
Estaba nervioso, sin duda no tenía muchas ganas de ir. El pánico me atravesaba cada vez que pensaba en lo de anoche y tenía una opresión en el pecho que subía por mi garganta dificultándome tragar correctamente. Cuando abandoné mi casa intentaba que mis lentillas no cayeran tanto, las de ayer eran edición limitada y si papá me ve sin ellas sería un castigo seguro.
—Pajarito...
Giré abruptamente, estaba tras de mí con su típico gesto indescifrable. Ni un solo músculo se le movía. ¿Me habrá extrañado? Su mirada cansada y aburrida me indicaba que no.
—¿Qué quieres? —pregunté siguiendo mi camino. No estaba de ánimos, no quería desfogar mi malestar con él y no lo culpo. ¡Dios! Es que fui yo quien desde un principio siempre quiso conocerlo y ahora no sé por qué siento que todo fue un error.
—Ven conmigo —demandó tomándome el brazo bruscamente. Me removí un poco intentando salir de su agarre; sin embargo, fue imposible. En menos de un par de minutos estaba en su cuarto intentando salir a toda costa.
—Déjame salir.
Estaba tan cansado, no quería respuestas. Lo que deseaba en este momento es volver a tener a mi mejor amigo tal y como es. Lo necesitaba.
—Tenía cosas que hacer... —Lo miré, decir aquello le costó. Su mandíbula estaba totalmente endurecida.
—No me interesa ahora, Jungkook.
Di media vuelta para tomar la cerradura; sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos estaba encerrado bajo él. Todo su cuerpo sobre mí, sus manos tomándome la garganta haciendo presión, no tanto como para dejarme sin aire.
—¿A qué juegas? —Sus pupilas se dilataron, su voz sonaba peligrosa—. No vas a escapar de mí, Jimin. Eres mío.
Rodé los ojos, para ser sinceros no le temía. Solo me estaba cansando.
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𝐃𝐚𝐫𝐤. © [LA SALVACIÓN EN TUS MANOS]
AcakJimin desde que tiene uso de memoria, siempre deseo conocerlo, siempre quedó en su "deseo" a pesar de haber pasado un poco más de 15 años persistiendo, después de muchos sucesos inevitablemente desistió; sin embargo, solo él sabe que su obsesión no...