¿Me abrazas?

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JIMIN.



No era consiente de cuánto tiempo llevamos cogidos de la mano caminando. Después de habernos besado casi por media hora, Jungkook solo me dio un último beso y me llevo con él. El agarre era fuerte haciéndome entender que no tenía intensiones de soltarme. El conjunto apretaba zonas las cuales me hacían sentir incómodo, aparte me sentía pegajoso en mi ropa interior. Era raro, más no dije nada.

—¿Sucede algo?

¡Oh por Dios! ¿Lo que acabo de escuchar fue amabilidad?

—No—. Respondí apretando nuestro agarre.—. Hace frío y recién lo siento.

Jungkook no respondió, pero lo vi asentir de forma paciente. Tenía un montón de preguntas por bombardearle. Quería hacerlo, sin embargo, me mordía la lengua. No era el momento de hacerlo en medio del bosque y con sus cambios de humor tenía miedo de que me deje en medio de la nada. Con eso de que había cazadores y tantas cosas que no entendía, mi cabeza daba vueltas y vueltas sin encontrar respuestas.

No era prudente.

—Pregunta de una vez—. Su andar se detuvo.—. Siento que estás que me aniquilas con tanto miradero. Habla.

Maltraté mi labio. ¿Acaso sabía hasta lo que sentía? También estaba esperando una disculpas después de su raro comportamiento.

—Eso...—. Empecé diciendo tímidamente—. ¿Qué es este lugar?

—El bosque.

Rodé los ojos. ¿Cuántas neuronas tenía?

—Estoy hablando en serio, Jungkook.

—Yo también. Esto es un bosque.

Me solté de su agarre enojado. Seguí mi camino, no sabía por donde era, sin embargo, tenía que alejarme de su extraña bipolaridad.

—¿A dónde vas?—. Dijo a mi espalda siguiéndome.

— A casa, ¿a dónde más?—. Respondí cruzado de brazos.—. Ni me sigas, buscaré la salida.

Sus pasos se hicieron más rápidos, por lo que tuve que casi correr. ¡Dios mío!

—Estás regresando al mismo lugar.

Me detuve. Giré para mirarlo y lo que vi me dejó tan pasmado que todo el enojo me abandonó.

—Estás sonriendo.—. Dije tratando de tocarlo.

Jungkook se tensó y la hermosa sonrisa ya había desaparecido.

—Yo no sonrió—. Respondió girándose para caminar.

—Aja.—. Dije con burla.—. Pues yo acabo de ver una sonrisa. Por lo que si la provoque yo, entonces es mía. Me pertenece.

—Sigue soñando.

Sonreí, este comportamiento era raro, pero me gustaba. No quería estar a la defensiva. Me gustaba más así.

Ojalá las cosas sean tan sencillas.

Corrí tras él, tomándole la mano desprevenido, entrelacé nuestras manos, mirándolo con una sonrisa, esperando que la devuelva; sin embargo, solo sujeto fuerte nuestro agarre y me miró por unos segundos.

¡Me gustaba, Jungkook, me gustaba mucho!

—¿Ya llegamos?—. Pregunté intentando mantener el ambiente ameno.

—Si no te callas, te ataré a un árbol y te dejaré.

Rodé los ojos. Volvió el modo patán.

—A que no te creo—. Sonreí posicionándome en su camino. Él se detuvo mirándome con las cejas fruncidas.—. No serías capas de dejarme acá en medio de la nada.

𝐃𝐚𝐫𝐤. © [LA SALVACIÓN EN TUS MANOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora