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EL TREN DE REGRESO A LA ESTACION DE Londres iba como de costumbre cada año.
Yo iba en un vagón con mi hermano junto a Ron también, Hermione andaba en otra parte. Y yo en mi mundo leyendo. Aún que prefería estar hablando con Draco en vez de estar aquí, mientras Ron hablaba con Harry quejando se de estar besando siempre a Brown, yo estaba escuchando pero quería dar le un puñetazo en la cara para callar lo, pero algo más lo cayó.
Era Brown quien estaba del otro lado de la puerta corrediza, donde con su aliento empaño el cristal de la puerta y con la yema de sus deseos formó un corazón y en medio escribio la inicial de su nombre y la de Ron ─ridícula─.
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Una vez que se fue baje el libro. ─Que tierna es tu novia, Ron. ─su expresión no parecía contenta. ─Ire a buscar a la señora del carrito.
Deje el libro en mi asiento y salí del vagón para buscar a la señora del carrito. Y vaya que la busque hasta que la encontré cerca de los vagones donde están los de Hufflepuff.
─Me podría dar un caldero de chocolate y dos pasteles de calabaza. ─le pedí a la señora del carrito. ─¿Cuánto va hacer?.
─Son 11 galeones.
─Tome. ─me gire y vi a Blaise quién estaba pagando. ─Hola, chica Potter.
─Hola, Blaise. ─le regrese el saludo. Pero mientras sonreíamos sentí que me faltaba el aire. ─E-Es raro verte comprar dulces. No eres de ese tipo.
─Solo andaba por ahí y te reconocí. Tu cabellera indomable es irreconocible. ─di una leve risita. ¡¿Esperen acabo de reír como una niñita tonta?!. ─¿Te gustaría ir conmigo a la parte del tren de Slytherin?. A Draco, le agradara ver te.
