9 La misión

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Anna se preparaba para canalizar, invocando protección a sus Guías Maestros, mientras Sol sellaba el espacio sagrado, con más invocaciones a los Guardianes de la Tierra. Todos ritos que habían aprendido de Charlotte, por supuesto que al momento de aprenderlos, no estaban conscientes de lo que verdaderamente su abuela les transmitía.

Decidieron que la glorieta del camino al lago desde la casa de Charlotte, sería el lugar más adecuado para intentar canalizar a su abuela, ya que, era de sus espacios preferidos para sentarse a leer durante los veranos mientras las pequeñas jugaban al aire libre.

Los jazmines trepadores que ornamentaban los costados y cúpula de la construcción, lo convertían en el espacio más romántico de la propiedad, dulce, tanto a la visa como al olfato. Jazmines que, como por arte de magia, daban flores todo el año desde que se esparcieron en su suelo las cenizas de Charlotte.

Sol tomó su lugar y se sentó en el suelo frente a Anna, en el centro de la glorieta. Tomó las manos de Anna y cerró los ojos.

Anna tomó una gran cantidad de aire y exhaló cerrando los ojos. De inmediato logró sumirse en una intensa luz blanca que la rodeó por completo, impidiendo ver absolutamente nada, solo un gran vacío blanco.

Si bien Anna era una canalizadora poderosa, nunca antes su conciencia había viajado a un lugar semejante y menos a tanta velocidad.

Trató de mantenerse serena mientras poniéndose de pié, observaba la interminable blancura del espacio. Hasta que su corazón dio un salto al oír la voz de su abuela, llamar su nombre con la dulzura de siempre...

—Anna... Mi pequeña...Te has convertido en la mujer hermosa que siempre supe que serías—.

Escuchó a sus espaldas y los ojos de Anna se llenaron de lágrimas.

Giró de inmediato, para encontrar a su abuela frente a ella, hermosa y vital. Extendió su brazo para tocarla, pues lo que veía era extremadamente real.

Charlotte la rodeó en un abrazo de esos que sanaban corazones rotos y acariciando suavemente su cabello susurró —Lo que más extraño es abrazar a mis niñas —.

Anna no podía despegarse de ese abrazo, había viajado tanto, durante tanto tiempo, huyendo de la quietud y del dolor de perder a su abuela, que necesitaba que este momento sea eterno. Las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos, al igual que la angustia reprimida se escurría desde su pecho y su garganta hasta el suelo, en una densa nube gris, que se disolvía como tragada por la blancura que las rodeaba.

Pasaron varios minutos hasta que Anna por fin logró recomponerse y sin rodeos preguntó — ¿Abuela, que nos está sucediendo? ¿Que es el libro que encontramos? ¿Que son esos amuletos? ¿Que..? —Tranquila —interrumpió Charlotte, antes que Anna siguiera formulando las miles de preguntas que tenía. —Si encontraron mi diario, quiere decir que llegó el momento para el que las preparé toda su vida. Lo escribí para ustedes, es hora de crecer y enfrentar su propósito.

—¿Pero si es para las tres por que solo yo puedo leerlo? —observó Anna.

—¿Por que cada una tiene fortalezas diferentes, habilidades distintas y debilidades también. Debía asegurarme que siempre trabajaran en conjunto, como les enseñamos tu tío y yo. Que solo solo puedas leer el manual de instrucciones, pero necesites de tus primas para llevar adelante los hechizos, me pareció la forma más sencilla de asegurarme de ello —.

—¿Pero si solo yo puedo leerlo... ¿Por qué codificar los ingredientes de los hechizos para que solo yo los entienda? — siguió Anna inquisitiva.

—Anna, no tenemos mucho tiempo más, aún no estás habituada a usar la energía que ahora canalizas, así que escucha con atención... Los talismanes potenciarán la energía de cada una y sus habilidades natas, no deben temer pero deben aprender a controlarlas gradualmente, de lo contrario sus conciencias podrían estancarse en otros planos y sencillamente dormirían eternamente, sin poder trascender nunca, quedarían en un limbo para siempre o peor.

EURITMIA " Grimorios para Elementales"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora