11 Los Tardentŷa

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— Y ¿Que piensas de ella? ¿Que sentiste al, por fin, conocerla? —preguntó Devon asumiendo que Kalevi había advertido antes su vínculo con Rebecca.

— ¿Quién Anna? —disimuló Kal.

—¡Rebecca! —exclamó Devon, sintiendo innecesaria la aclaración, sentimiento que se reflejó en sus gestos.

—Claro, Rebecca —asintió Kal. —Y... Es todo lo que siempre dijiste. Aunque más mítica de lo que esperaba. Claro que no esperaba que fuera una hechicera, ya que imagino que me hubieras contado algo así antes — Reclamó.

—No lo supe hasta un tiempo después de fallecer su abuela... Y entonces ya no podía hablarte de ello sin comprometerte a ser cómplice de conocer la existencia de míticos fuera del registro Hersir de nuestra base. No quise ponerte en esa posición —se justificó Devon.

—Pero si se registraran, no habría motivos para estar separado de ella —reflexionó Kal sorprendiendo a Devon.

Es decir, Devon esperaba que Kal le cuestionara haber transgredido las normas, poner en riesgo su carrera y hasta arriesgarse a ser exiliado él mismo, o cualquier otra cavilación racional de esas que siempre rondaban la cabeza de Kal.

Sin embargo, habló de "estar con Rebeca" en el sentido amplio de la frase de compartir su vida con ella sin obstáculos para amarla.

—Vaya te estas ablandando con el paso del tiempo amigo mio, quién lo hubiera dicho—respondió Devon.

—De todas maneras ellas no saben lo que son —relató. —su abuela me lo confesó en una carta, que infiltró en la base antes de morir, la recibí un año después de que falleció, cuando regresé de Glitnir. Escribió que las chicas no sabían la verdad de su linaje, ni destino, que era importante mantenerlas ocultas. Que si era posible, mejor que nunca despertaran su legado mágico. Que era lo mejor para ellas y para todo el equilibrio. Jamás se me ocurrió, cuestionar lo que pensaba Charlotte sobre lo que consideraba mejor para ellas. Las cuidó durante toda su vida y realmente creo, que debe haber una razón para ocultarlas de nosotros.

Así que, por más que me encantaría que Rebeca formara parte de mi mundo. No creo que sea lo mejor para ella. —concluyó con tristeza.

—¿Quizás Rebecca tenga algo que opinar sobre eso, no crees? —reflexionó Kal. —De todas maneras su legado ha despertado, y es poderoso. Necesitan ayuda para aprender a controlarlo. Tendrás que hablar con ellas de eso — agregó con seriedad.

—Yo puedo ocuparme de Einar —ofreció, pero Devon lo interrumpió antes de que pudiera seguir.

—Einar hará lo que debe hacer, aún cuando entienda las razones por las cuáles la familia Mantovani se ocultó todo este tiempo. Ambos lo sabemos —objetó Devon. —¿Cómo estás tan seguro de que despertó su legado? —indagó.

—Agendé una supuesta sesión de Reiki con Anna —comenzó a relatar Kal —Cuando llegué encontré a Rebecca en su lugar. Quizás ella cree que estaba haciendo Reiki, pero fue una verdadera sesión curativa. Como las que recibimos después de algún enfrentamiento o accidente grave. Sanó la lesión que tenía en mi hombro a causa de un Valko. Ella lo sanó en pocos minutos. Yo la vi Devon —dijo con seria preocupación,—su magia es poderosa, Rebecca por poco no sale del trance, tuve que obligarla a despertar y al lograrlo se desmayó, consumida por tanta energía. ¡Necesitan aprender a controlarlo!— Exhortó acongojado.

Devon escuchó meditativo el relato de Kalevi, los detalles de el encuentro con el Valko, el hada que lo llevó hasta Rebeca, la sesión de Reiki... Interpelado por la preocupación de Kal, (que no solía exagerar las situaciones) mientras trataba de definir si realmente era posible que los Hersirs recibieran a las Mantovani sin juzgarlas, ni ponerlas en peligro.

EURITMIA " Grimorios para Elementales"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora