III

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En la cena y ya duchado, y bien vestido, no dejaba de pensar en lo que vio. Myung Jun se dio cuenta de lo pensativo que estaba su hijo y tocó su mano, Dong Min dio un sobresalto.

-Cariño, ¿Estás bien?- preguntó dulcemente el rubio.

-Papá, ¿En el bosque hay animales salvajes?- Jin Woo se río sin poderlo evitar.

-Claro que los hay, Dong Min- respondió el de cabellos negros con risas, siendo golpeado por su esposo.

-No seas así- regañó el rubio.

-Pero es que-...

-¿Y un animal puede tener la apariencia de un hombre?- aquello hizo cesar las risas de los mayores.

-¿Por qué preguntas eso, Dong Min?- la curiosidad estaba matando ahora al hombre más fuerte.

-Papá yo...- dudó en si contarles o no, pero al final se decidió sabiamente -Escuché que nadie puede entrar al bosque a ninguna hora y por eso estaba resguardado.

-Desde que eres un niño sabes eso, Dong Min.

-¿Pero que hay ahí? ¿Qué es lo puedo guardar un bosque común y corriente?- Jin Woo se puso de pie y tomando aire, respondió.

-Dong Min, no vayas y se acabó. Después de todo no tendrías porque ir y tampoco es como si alguien te puede permitir entrar, así que deja eso en paz.

Jin Woo se fue de la mesa y el rubio lo siguió con la mirada.

-Papá...

-Minnie, hazle caso a tu padre y deja ese tema en paz. Termina de comer y ve a dormir.

Myung Jun se levantó y se fue por el camino que el rey había tomado.

Dong Min estaba a nada de maldecir, lo trataban como un puto niño y en partes, ha sido su culpa. Desde su adopción ha tratado de ser un niño complaciente, manteniendo en su interior su verdadera personalidad.

Ha perdido su identidad por conseguir misericordia, pero ya le empieza a hartar.

Su apetito se ha ido, por lo que rápidamente sube a su habitación no sin antes, pasar por la habitación donde su amigo descansa. San Ha sigue ahí, solo que tenía tanto sueño que no pudo asistir a la cena y al ser considerado casi como familia, no era tomado como falta de respeto.

Toca la puerta y un chico recien despierto es quien la abre, con su cabello desarreglado y sus ojitos casi cerrados.

-Sanhie, necesito hablar contigo.

-Pasa, Minnie.

Le da paso y el pelinegro corre a su cama donde se abraza a una de las almohadas.

-¿Qué pasa?

-San Ha, ¿Crees en las bestias y los hombres lobos?

-¿Qué es esa tontería, Dong Min? Esas cosas no existen.

-San Ha, yo miré algo hoy- el pelinegro le narra en voz baja lo que pasó y describe una vez más al hombre que miró en medio de tinieblas. Claro que miró el cuerpo de un hombre, así como también observó garras y cuerpo de gran altura como si fuera un oso o algo más, sus colmillos extraños donde se supone no debía haber nada y unos ojos de felinos como los de un leopardo.

Miró la silueta perfecta y encantadora para él, pero también aquello por lo que decidió salir cuanto antes a la luz.

San Ha sin duda se sorprende por su relato y aunque no está en sus manos hacerlo, tiene que.

-Dong Min, siempre nos han dicho que no salgamos fuera del palacio y a los pueblerinos les han dicho: "Nunca vayáis de tarde al río, ni a los campos de cultivos, porque ciertamente, aquella bestia aparecerá" Y si te soy sincero, sé cual es la razón para ello aunque nadie sepa la verdad.

-San Ha, ¿Qué es? ¿De qué se trata?- el ahnelo por saber estaba en su voz vivamente.

-¿Estás seguro? No es para espantarte.

-No me importa, quiero saber que pasa y por qué nadie habla nada. Quiero saber más de eso que miré.

-Está bien, ya que quieres que te cuente, siéntate bien. Te contaré la historia de un heredero al trono que perdió todas sus posesiones por una mala elección...




The Prince ¦♕¦ binwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora