-Lo sentimos mucho, su majestad.
-¡Nada de lo sienten!-Jin Woo llevaba una hora gritándole a sus hombres -¡Les pedí estrictamente que cuidaran de mi hijo y no lo hicieron!
-En un abrir y cerrar de ojos su alteza se esfumó, ni pudimos detenerlo -dijo el general de la guarida.
-¿Un adolescente de 19 años pudo más que usted? ¿Qué son? ¿Unos niños a su lado?
-Su majestad... -Yugyeom se puso de rodillas ante Jin Woo -Le pedimos de todo corazón su perdón a estos humildes servidores, y nos comprometemos a buscar a su alteza y traerlo sano y salvo.
-Cometieron un error grande al dejarlo escapar sin siquiera una herida, debían cuidarlo y hacer que llegaran a Song Do con bien e hiciera todas sus actividades programadas. Eran simples indicaciones las dichas y no pudieron hacer nada.
-Jin Woo, escucha a tus súbditos. -pidió Myung Jun.
-Majestad, se lo suplicamos... Tu misericordia es grande y eres un rey justo con tu pueblo, y castiganos, pero haznos redimirnos.
-Traigan a Dong Min con bien, luego ya veremos.
Se levantó de su trono y camino a la salida con paso rápido siendo lo último dicho. Por supuesto que estaba enojado y más con su hijo por haber hecho tal canallada, pero cuando volviese a pisar un pies en el castillo, Dong Min sería duramente disciplinado. De eso se iba a encargar él.
La bestia cansada de reflexionar y más guiado por su instinto depredador, salió del castillo. Bajó al primer piso y encontró silencio, sin rastro del humano que tenía "cautivo".
"A huido".
Fue lo que creyó, se lo esperaba por supuesto, además, ¿quien renunciaria a una buena vida por... eso? Un lugar oscuro, aterrador, con muebles desgastados y rotos, un silencio abrumador y nada más que carne de alces y venados qué encontraba en su casería? ¿Quien en su sano juicio quisiera su vida?
Por algo fue maldito y sigue maldito después de 14 años encerrados en aquella prisión que él mismo buscó.
Salió al jardín entristecido y llenó de humedad para prepararse para cazar, cuando escuchó un canto angelical romper el silencio y cuando se percato, un bello y delgado cuerpo masculino estaba semi desnudo a su vista.
Una silueta delicada y preciosa que hizo que sus ojos se fueran en el dueño de esta.
Dong Min buscó la forma de encontrar ramas secas o algo que le sirviera de tendedero al hallar un poco de sol filtrado entre los árboles.
-¿Qué haces ahí? -el chico se giró con temor, pero tratando de no mostrar su miedo.
-Dijo que no me iba a prestar su ropa, entonces estoy buscando una forma de secarla. Afortunadamente es seda delgada, así que se secará en un santiamén.
-Nunca te dije que podía andar desnudo por ahí mostrando tus desgracias.
-¿Qué dijo?- obviamente le había ofendido -Yo estoy en ropa interior porque-...
-Haz lo que quieras, no me molestes. -respondió desviando la conversación por completo.
Lo vio desaparecer a toda velocidad de su vista, la bestia se fue hacia el bosque en busca de comida y Dong Min solo pudo sentarse en el borde de una fuente abandonada en medio del castillo y mirar por donde se había ido.
¿Qué podía hacer en su ausencia? Pensó, no tenía forma de alimentarse, estaba a la deriva de cualquier depredador, aunque la bestia con la que estaba conviviendo posiblemente era lo más espeluznante que se podía encontrar y posiblemente, nada se acercaba a su territorio.
Si lo pensaba a detalle, habían ciertas cosas que le causaban intriga, principalmente el hecho de como cambia de aspecto de día y de noche, y eso que solo llega unas pocas horas conociéndolo.
Pensaba en sus días de soledad y como se había acostumbrado a ellos, en como fue el impacto de la bestia sin corazón y sentimientos el haberlo encontrado y que lo salvara.
En ese instante ya tuviera metros debajo del agua, muerto y sin rastros de su paradero. Debía de agardecerle de alguna forma aquello.
Y si... ¿Ayudaba a darle vida a su hogar? Sea como sea y aunque le llegara a gritar y a comer, iba a regalarle un poco de orden. Solo esperaba lo arrepentirse.
ESTÁS LEYENDO
The Prince ¦♕¦ binwoo
FanfictionCuenta la leyenda, que un hombre hermoso fue desterrado de sus posesiones al caerle una maldición por su avaricia y vanidad. Nadie supo nada, ni de quien se trataba, pero desde sus 6 años el pequeño príncipe Dong Min solo sabe una cosa: "Nunca vayas...