Mientras camino por los lujosos pasillos del palacio, puedo sentir el suave roce de la alfombra de terciopelo bajo mis pies, mientras los candelabros de cristal iluminan el camino con destellos dorados. Las paredes están decoradas con pinturas de paisajes idílicos y retratos de antiguos monarcas, que parecen observarme con ojos serenos.El cansancio se refleja en mi rostro mientras avanzo, sintiendo el peso de las responsabilidades sobre mis hombros. Los nobles han sido especialmente demandantes últimamente, exigiendo mi atención y tomando decisiones que afectarán el futuro del reino. Aunque intento llegar a acuerdos beneficiosos para todos, el estrés y la presión me consumen cada día más.
Al llegar a mi oficina, la imponente puerta de madera maciza es custodiada por varios guardias vestidos con impecables uniformes azul marino. Sus botas negras brillan con cada paso firme que dan, y el brillo metálico de sus armas es un recordatorio constante de la seguridad que rodea al palacio.
Los guardias se inclinan respetuosamente cuando me acerco, pero mi mente agotada apenas los registra. Abro la puerta y entro en mi oficina, donde la opulencia se mezcla con la monotonía. Los muebles de madera tallada están cubiertos de finos tejidos en tonos dorados y azules, pero su belleza ya no logra impresionarme.
Me desplomo en mi silla, dejando escapar un suspiro cansado. Mi mirada se pierde en el escritorio cubierto de papeles y documentos, recordándome las interminables tareas y decisiones que debo tomar. En este momento, la oficina se convierte en un refugio solitario donde el aburrimiento y la fatiga se entrelazan en un constante recordatorio de mi papel como gobernante.
Agarré mi pluma de oro con puntos de diamantes a su alrededor, listo para leer y firmar algunos contratos que serían beneficiosos para mí y el resto. Antes de que pudiera hacer algo, la puerta se abrió sin pedir permiso y eso me hizo enfadar. Siempre odié que entraran sin permiso y de hecho hay una regla que dice que si entras sin permiso a la oficina del rey, automáticamente te vas a la horca.—Primo, es un placer verte de vuelta —dijo alguien con entusiasmo.
Escuché que se acercaba y cuando levanté la mirada, ví a Stephen. Mi primo. Nos criamos juntos, así que no tengo por qué mandarlo a la horca.
—Rey Arthur Wycliffe Hartwell para ti, Rey Stephen Gregory William —le recordé con respeto, y luego solté la pluma.
Él se acercó riendo y luego se sentó enfrente mío. Su mirada era una mezcla de aburrimiento y preocupación.
—¿Qué sucedió con Anthony? —preguntó él, y eso hizo que mi mirada se volviera impenetrable e imposible de sostener.
—Él está siendo torturado, no quiere hablar —expliqué yo, mirándolo fijamente para seguir hablando—. Se niega a decir dónde están mis padres. No podemos matarlo. Yo todavía quiero cumplir con mi venganza, pero no tengo ningún rastro de ellos.
Expresé con seriedad, y él asintió con la cabeza, suspirando.
—Debe de ser frustrante, Art. Pero tengo información que contarte —confesó él, captando toda mi atención.
—¿Qué información? —pregunté ansioso.
—Hay una joven llamada Helen Madeleine Aurelia. Fue novia de Anthony. Terminaron porque amenazó a su hermana menor a muerte —contó él, y de inmediato perdí interés.
—¿Crees que me importa con quién está? —pregunté con mi característico humor.
Stephen levantó una ceja, sorprendido por mi falta de interés.
—No, Art, no me entiendes. Helen tiene información sobre tus padres. Sabe dónde están.
Mis ojos se iluminaron de esperanza y agarré a Stephen del brazo.
—¿De verdad? ¿Cómo lo sabes?
Él sonrió y respondió:
—Porque ella era la confidente de Anthony. Si alguien sabe algo, es ella.
Mi mente se llenó de posibilidades y empecé a trazar un plan en mi mente para encontrar a Helen y obtener las respuestas que tanto buscaba.
—¿Es una habitante del reino? —pregunté ansioso, y mi primo negó con la cabeza.
—Ella es del reino Lancaster. La diferencia es que Anthony es del Caladria, cómo él es heredero del trono y está desaparecido, es su hermano quien tomó el puesto. Debió haberle pagado todos sus viajes para ir a visitarla —explicó él, y eso hizo que me preocupara. El reino Wycliffe y el Lancaster son enemigos.
No puedo simplemente infiltrarme y secuestrar a la chica, tampoco es como si quisiera hacerlo.
—En ese caso, debería firmar un contrato de paz. Pero no quiero hacerlo. Quizá a cambio de algo que ellos no tengan —respondí, mostrando mi actitud de idiota una vez más. Stephen se golpeó la cara bastante enojado por mis respuestas.
—El reino Lancaster es uno de los más adinerados y avanzados después del tuyo. Si firmas la alianza, recuerda que podrán ir contra los demás. Sé que los reyes estuvieron involucrados en el asesinato de Asher, pero necesitas hacerme caso para cumplir con tu venganza —explicó nuevamente y yo recapacité, pero sé que no quiero hacerlo.
—Prepara todo para mañana —le pedí, y él me miró con confusión.
—Yo soy el Rey Stephen Gregory William, no tu sirviente —me recordó, y tenía razón, así que solo giré los ojos con molestia y llamé a mi mayordomo: Sebastián.
Él entró lentamente, y traté de contener la risa por su peinado de libro.
—Sebastian, toma asiento —le pedí, y él se sentó al lado de Gregory, teniendo en cuenta que estaba reteniendo mi risa.
Luego de que todos estuviéramos sentados, comenzamos a planear nuestro plan. La sala estaba llena de tensión mientras discutíamos los detalles de nuestro plan para encontrar a Helen y obtener respuestas.
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Conozco el secreto del rey / -Helen x Arthur
RomantizmEn el reino de Lancaster, Helen Madeleine Aurelia creció como hija de los comerciantes más renombrados, rodeada de lujo y comodidades. Sin embargo, su vida carecía de emociones y aventuras, limitada a la monotonía de su vecindario y la visita ocasio...