Un caso de amores libres y misterios indescifrables [Sherlock Holmes]

Epilogo 1: No te cases con él.

Un día después.

Sabia que este momento llegaría. A pesar de que me había llevado todas mis ropas del departamento de Sherlock aún quedaban otro tipo de pertenencias. Llevé un bolso al rededor de las cinco de la tarde para llevarme todo y dejar todo esto cerrado, por mucho que doliese.

Sherlock no estaba allí, había salido a hacer algo de lo que yo no estaba al tanto y me había dejado sola. Me dolía no tenerlo conmigo en un momento tan difícil, pero tal vez así las cosas serían más fáciles. Me conozco, a veces puedo ser impulsiva, así que tenerlo allí conmigo habría sido aún peor.

Metí en el bolso un par de aros de plata y oí como se abrió la puerta. Sherlock. Me apresuré a cerrar el bolso, supuse que intuía que yo ya me habría ido. Pero mientras terminaba de cerrar el bolso, Sherlock entró por el marco de la puerta que dividía la sala de su zona de trabajo. Tenía el bolso sobre la esquina del escritorio y estaba de espaldas a él. 

—Eleonor —llamó. Me di la vuelta para mirarlo.

—No te preocupes, me iré en cuanto revise si se me queda algo en la cocina —dije. Pero entonces pude divisar algo parecido a la vulnerabilidad en sus ojos.

—No —me dijo.

—¿Qué?

Las manos me comenzaron a sudar inmediatamente.

—Eleonor —volvió a llamar. Lo miré para que supiera que lo oía —. No te cases con él.

Sus palabras me sonaron a una bofetada. ¿Había escuchado bien? Por supuesto que si. ¿Quería decir lo que me estaba imaginando? Tal vez. Preguntas como esas azotaron mi mente.

—¿Qué?

Me sentía aturdida. La cabeza me bombeaba y mis manos sudaban sin remedio.

—No te cases con él.

—¿Por qué?

Me miró ansioso mientras su pecho subía y bajaba. Meditó su respuesta durante varios segundos y luego dijo:

—Tu no lo amas.

—Tu no sabes lo que siento yo por el —dije, algo molesta por su respuesta.

—No sé todo lo que tú sientes, pero estoy seguro de que no lo amas. Y a pesar de que intentas convencerte de que si, dentro de ti —dio un paso adelante — sabes que no lo amas.

—No echaré mi futuro a la borda porque tú me dices que no lo amo —dije —. Tienes razón, tal vez no lo amo como debería, pero es la única puerta que me lleva a donde quiero llegar. Y es amable, es sincero, es respetuoso, y aún más importante, él me ama a mi. Es el hombre con que toda mujer sueña, porque es perfecto.

—Pero no lo amas.

—No —contesté —, pero me amo a mi misma lo suficiente como para saber que este siempre fue mi destino. Nunca soñé casarme con el amor de mi vida como en los cuentos de hadas que contaba mi padre, jamás creí que podría estar con un hombre como Patrick, pero mírame, aquí estoy. Es la única oportunidad que tengo.

—No, no es así —avanzó dos pasos más —. No te estoy pidiendo que lo dejes por mi, no te estoy pidiendo que te cases conmigo. Solo te pido que no te cases con él. Prometo pagarte una matricula en la mejor escuela de arte de Londres, prometo ayudarte a cumplir todo lo que te propongas, prometo hacer todo lo que tu me pidas, prometo hacerte feliz. Pero... por favor, no te cases con él.

Lo había dicho. Lo había admitidito. "No te estoy pidiendo que te cases conmigo" aquella frase lo decía todo, pero aún así, no estaba dispuesta a hacer lo que me decía si esas dos palabras no salían de su boca. Porque si no las decía, entonces todas estas promesas eran promesas vacías.