Capítulo 3

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Una noche ese horrible ruido volvió y era ese horrible chico lo sabía, la música americana era algo que reconocería a metros, pues conocía a una persona que escuchaba esa música también, su hermana de 15 años, pero al parecer un joven de más de 20 también la oye.

Escucho como se estacionaba, él estaba con su laptop en el pórtico, sus gafas le permitían soportar más la luz de la pantalla de ésta. Pero un movimiento lo hizo separar su vista de la pantalla, vio sorprendido como el joven sacaba su camisa blanca dejando ver su piel la cual se veía blanca a la luz de la luna, se puso una playera de cuello en V en color negro sobre su torso, se quitó sus zapatos negros para después quitarse el pantalón de vestir y quedar solo en su bóxer y después ponerse un pantalón de mezclilla negro. Solo eso basto para que le pareciera una barbaridad, si fuera su... se detuvo ante ese pensamiento, que diablos le importaba a él. Continúo observándolo con una canción con ritmo latino de fondo y juró que se veía más como una coreografía o una tentadora invitación a su atrevida acción de cambiarse. Se puso unas converse blancas para al final sacar unas rosas rojas y blancas de su auto y una caja de regalo con un lazo rojo enorme. Minutos después llego un chico en motocicleta corrió a ayudarlo con las cosas y él saco también un pastel, tal vez el tipo era el novio del chico, él no sabía pero sintió incomodidad al verlo, ese tipo le caía mal. Dejo de mirarlos y siguió con su hoja de trabajo.

😴😴😴

En la mañana un horrible ruido lo despertó. Un horrible despertar después de haber dormido apenas 3 horas.

- Maldita sea, ¿Qué demonios tiene en la cabeza? - se quejó y salió de su habitación y bajo las escaleras.

- Buenos días hijo - saludo su madre pero él la ignoro, no era una persona amable cuando era despertado en contra de su voluntad. Su alfa y él estaban molestos, se sentían cansados así que camino descalzo como andaba hasta la puerta y salió hacia el loco de su vecino que fumaba un cigarrillo no eran ni las 9 de la mañana ¿Qué diablos le pasaba al chico? ¿acaso no temía a un enfisema pulmonar a temprana edad? El rubio lavaba su auto, era un buen auto debía aceptarlo, pero aun así odiaban que estuviera lavándolo con la canción de Borró Cassette a todo volumen cuando ellos necesitaban desesperadamente descansar.

- ¿Se puede saber qué hace? - le grito.

- Lavando mi auto, cariño ¿no ves? - señalo sin dejar de tallar el capó con una franela y jabón.

- Sabe, me dormí hace tres horas, necesito descansar con desesperación por favor ¿podría bajarle a su música?

- ¿Porque se durmió tan tarde, vecino?

- Estoy escribiendo mi tesis. Por favor ¿lo haría?

- Con una condición.

- ¿Cuál? - Yoongi puso sus manos en su cintura y miro al cielo en señal de desesperación.

- Que dejes de hablarme de usted, creo que hasta soy menor que tú y que aceptes de mi parte el comentario de que te ves tremendamente sexy con esa pijama celeste y esa playera blanca que resalta tus músculos. - se acercó a decírselo quedando muy cerca de sus labios. Yoongi pudo percibir el aroma del tabaco con algo de menta en su aliento y no podía si no más aceptar que eso lo puso ansioso además de otra cosa... la más importante era un omega su olor a galletas de arándanos recién horneadas se lo hizo saber.

- Mierda... - susurro Yoongi y su alfa saltó dentro de él y desprendió sus aromas sin percatarse, dejando a Jimin mareado por un segundo. Su omega y el eran unos rebeldes, no se dejaban dominar por ningún alfa, pero este alfa frente a él no era cualquier alfa. Yoongi estaba evidentemente nervioso y fue más notorio cuando vio los ojos de Jimin de un dorado brillante, señal de que estaba siendo dominado por su omega, lo besó con pasión sintiéndola lengua del Omega dentro de su boca y no pudo evitar corresponderle. Jimin le mordió el labio al chico y le susurró...

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