ACTO II

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Dani se encontraba desconcertado después de recibir un golpe en el pecho por parte de la misteriosa chica. Aunque aún no se había recuperado por completo del impacto, sentía una energía poderosa que despertaba en él un deseo irrefrenable de sumergirse en los profundos ojos ámbar de la chica, los cuales parecían brillar intensamente en su entorno.

Incapaz de apartar la mirada de esos ojos hipnóticos, Dani experimentaba una sensación de reverencia que lo sumía en un anhelo profundo. A pesar de la confusión que sentía, intuía que aquella mujer guardaba algo que él necesitaba desesperadamente, algo único que solo ella podía ofrecerle.

Entre una mezcla de sentimientos confusos, Dani luchaba por comprender lo que estaba experimentando. ¿Era amor, intimidación, reverencia? La línea que separaba estos sentimientos se desdibujaba en su mente, mientras la intensidad de los ojos dorados lo sumía en un anhelo abrumador. Eran como portales a un universo desconocido, instándolo a adentrarse en un misterio ancestral e intrigante.

Antes de que Dani pudiera articular palabra, la chica rompió el silencio con una risa melodiosa y contagiosa que iluminó su rostro.

— ¿Te tomó por sorpresa mi acción tan directa? Lamento si te pareció brusca, pero honestamente pensé que era necesario para evitar un accidente trágico en las vías del tren — dijo con un toque de sarcasmo, revelando un lado inesperado de su personalidad.

— ... Sí... — Dani se encontraba perplejo por las palabras de la extraña chica. Sin comprender del todo la situación, frunció el ceño y la miró con incredulidad — Espera, ¿quién eres? — preguntó, intentando desentrañar el misterio que se estaba desarrollando ante él.

— Soy Zoa Davi — respondió ella con calma pero firmeza — He venido aquí para ser directa contigo, ¡y tal vez para "matarte" antes de que te posesionen!

Las palabras de Zoa sumieron a Dani en un mar de confusión y temor. La neblina se empezaba a apoderar del lugar, y el ruido del metro se desvanecía, creando un ambiente tenso y silencioso alrededor de ellos.

El rostro de Dani reflejaba una mezcla de incredulidad y miedo. Trató de retroceder, instintivamente consciente de que la situación no era segura. Los ojos de Zoa lo miraban con determinación, aumentando la sensación de peligro que lo envolvía.

— ¿Posesionen? O sea, ¿cómo puedes querer matarme? No entiendo de qué hablas — balbuceó Dani, luchando por mantener la compostura en medio de la absurda situación en la que se encontraba.

Ante su confusión, Zoa lo interrumpió bruscamente, señalando la neblina espesa que los rodeaba.

— Estoy ocupada en un asunto importante. Quizás deberías alejarte... — dijo con un tono enigmático, insinuando que algo más estaba sucediendo a su alrededor.

— Oye, espera, pero no me... —sus palabras fueron interrumpidas cuando, de repente, Zoa se apartó rápidamente, esquivando algo que se lanzó a gran velocidad. En un abrir y cerrar de ojos, una gran mano putrefacta, con un brazo totalmente estirado, tomó por sorpresa a Dani del rostro, estampándolo contra el suelo con una fuerza abrumadora. El impacto hizo que su cabeza explotara y salpicaduras de sangre se regaron, dejando el cuerpo del joven desvalijado y sin vida.

Zoa Davi no se inmutó al verlo, ni siquiera cuando la mano se levantó del suelo y se sacudió, esparciendo la sangre que se adhería a los pliegues de su palma, la cual goteaba con jirones gangrenados y putrefactos. Ella simplemente miró con desprecio y decepción el cuerpo sin cabeza que yacía allí, soltando un suspiro cargado de desencanto...

Aquella mano, con un brazo extendido en una contorsión grotesca, regresó rápidamente y de manera violenta hacia la criatura aberrante, convulsionándose como un gusano comprimiéndose. La escena resultaba repulsiva debido a la velocidad y brutalidad del movimiento, así como a la monstruosidad de la criatura misma.

"Lą Søcīędąd Dę Løs Åbstrąctøs".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora