ACTO VII

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—Mete tus palabras por donde te quepan…— espetó Dani con una frustración palpable, sus ojos chispeando de ira.

—¿Qué?— respondió Merlinere, visiblemente confundido, su ceja arqueándose en una expresión de desconcierto.

—Vete a freír espárragos con tus supuestas buenas intenciones. Déjame en paz. Puedo levantarme solo. No te acerques a mí con ese bastón de brujo— continuó Dani, su voz firme y decidida, rechazando la ayuda de Merlinere con un gesto brusco de la mano.

Merlinere intentó mantener la compostura, aunque su tono resultaba algo forzado. —Como quieras, levántate tú— dijo, tratando de mostrar amabilidad, pero sus palabras sonaban vacías.

Dani se puso de pie, tambaleándose ligeramente, pero manteniendo sus ojos fijos en el elfo, su mirada llena de desafío. —Esto es insoportable… Las cosas no pueden continuar así, por más sorprendentes que sean. Se requiere sutileza y respeto en estas situaciones, ¡por el amor de Dios!— se quejó, su voz cargada de desesperación y malestar.

Merlinere asintió lentamente, reconociendo la verdad en las palabras de Dani. —Tienes razón, ese debería ser el camino a seguir— admitió, aunque su tono sugería que no estaba completamente convencido.

Dani soltó una risa amarga. —Siento como si fuera el protagonista de una de esas películas de ciencia ficción del 2010, con presupuestos tan bajos que causan vergüenza ajena— comentó, su sarcasmo evidente.

Merlinere intentó aligerar la tensión. —¿Has visto Sharknado? Es una saga muy entretenida— dijo, esbozando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—¡Soy el único que intenta tomarse en serio todo esto? ¡Me siento humillado ante el universo entero!— exclamó Dani, su frustración alcanzando un nuevo nivel.

—Todos somos objeto de burla en algún momento— concedió Merlinere, tratando de calmar los ánimos, aunque sus palabras parecían vacías.

—Púdrete—respondió Dani con enfado, antes de ser interrumpido por la siguiente acción de Merlinere.

— ¡Vaya vocabulario! — comentó Merlinere, mientras comenzaba a frotarse la palma izquierda con los dedos de su mano derecha, un gesto que parecía casi ritualístico.

— El vocabulario te lo puedes meter por el-…

En un instante, Merlinere canalizó su magia y un viento cortante y agresivo golpeó a Dani, despojándolo al instante de su ropa y dejándolo completamente desnudo. Impactado por la repentina transformación, Dani se cubrió rápidamente con las manos, su rostro una mezcla de incredulidad y furia.

—¿Qué demonios está pasando?— musitó Dani, atónito por la situación inesperada en la que se encontraba.

Merlinere, sin perder la compostura, continuó como si nada. — ¿Conoces la historia del hada madrina de Cenicienta?

— ¡Me dejaste completamente desnudo! ¿Qué te pasa, maldito idiota!?— gritó Dani, su voz resonando con indignación.

— Cenicienta pide un deseo para que la embellezca y pueda ir al baile del castillo donde se encuentra el príncipe, su amor predestinado— explicó Merlinere, ignorando deliberadamente la furia de Dani.

— ¿Estás ignorándome?— preguntó Dani, su voz temblando de rabia.

— En el rocío de la noche fragante, con la ayuda de los animales silvestres, el hada madrina, con su hechizo programático, viste a Cenicienta como una princesa brillante— continuó Merlinere, su tono casi didáctico.

"Lą Søcīędąd Dę Løs Åbstrąctøs".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora