3. MY NEW FRIEND... OSVALDO PALACIOS

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— ¡YA NI LA CHINGAS ALDO! — Molly gritó, golpeando el suelo con su puño

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— ¡YA NI LA CHINGAS ALDO! — Molly gritó, golpeando el suelo con su puño.

Se había caído de la cama en la cual se encontraban en un principio hablando después de que el menor llamase a su mejor amiga en busca de desahogar todo lo que tenía en su interior desde aquel desafortunado suceso. Pero su exagerada risa que no había cesado desde que el moreno empezó a relatarle su primera charla con Osvaldo, lo hizo empujarle de una patada al piso.

— ¡Verga Molly, deja de reírte ya wey! —exclamó, lanzándole una almohada en el rostro. Estaba muy avergonzado. — Me haces sentir mucho peor...

La pelirosa inhaló un par de veces antes de encontrar su voz.

— No creo que eso sea humanamente posible, Aldito. —confesó, apoyando sus codos en el colchón de la cama aún sentada en el piso — Es decir, lo primero que sale de tu boca la primera vez que hablas con una criatura inocente como Osvaldo Palacios es "¿Me dejas chupártela?".

Las mejillas de Aldo estaban de un intenso tono carmesí.

— Sólo porque quedaste sorprendido por el tamaño de su mini Osvaldo; no tan mini según lo que me estás contando; no te da derecho de ser tan indecente. — bromeó Molly — De perdido un café antes de mamón...

— ¡Basta! —gritó el moreno.

Se tiró de espaldas en su cama, cubriendo su rostro con una almohada, ahogando un grito de frustración en ella. Tenía ganas de llorar debido a lo avergonzado que se encontraba con Osvaldo.

Demonios, después de haber soltado tal cosa no se dio cuenta de la estupidez que había dicho hasta que el rostro entero del chico se volvió tan rojo como una manzana madura. El labio inferior le tembló, no pudo decir una palabra y Aldo en seguida se dio cuenta de lo profundo que había metido la pata.

"— L-lo siento... creo que debo irme."

Fue lo único que pudo articular el más alto, quien se olvidó de su ducha y salió corriendo con la ropa a medio poner, dejando a Aldo con una disculpa en la boca y la vergüenza más enorme que había experimentado en su vida.

— Debo disculparme con él. — balbuceó, aún con el rostro enterrado en la almohada.

— ¿Mmh? — espetó la pelirosa, subiéndose a la cama y quitando la almohada del rostro de su pervertido favorito. — ¿Qué has dicho?

— Que debo disculparme con él. — empezó el moreno. —No podré vivir en paz conmigo mismo si él sigue teniendo esa errónea impresión de mí, Molly. —Dramatizó, sentándose sobre sus pantorrillas y meneando a su mejor amiga de los hombros. — ¡Lo traumaticé!

— Sí, eso me ha quedado bastante claro. — ironizó, rodando los ojos. — Pero créeme cuando te digo que Osvaldo va a ignorarte hasta en los almuerzos, debe estar tanto o más avergonzado que tú.

Falofilia // Adaptación Aldoriana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora