10. OUR PHILIAS

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— Que me gustas un vergo

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— Que me gustas un vergo. — confesó, completamente perdido en la profundidad de los ojos chocolate de Aldo, quien le miraba con diversión. Osvaldo se percató de lo que acababa de decir, poniéndose rojo de inmediato. — Y-Yo... quiero decir, sí. Eh... m-me gustas, un poquito...

Aldo rió.

— ¿Solo un poquito o un vergo? — preguntó, haciendo un adorable puchero.

"Joder, es demasiado adorable... ¿Estará mal que me lo quiera follar ahora mismo?". Pensó Osvaldo, mordiéndose el labio inferior.

— Porque tú a mí me gustas mucho, Valdo.

El mayor salió de su ensoñación, mirando sorprendido a Aldo.

— ¿E-En serio?

Aldo asintió, convencido. Osvaldo sonrió pero entonces recordó algo y su sonrisa se desvaneció.

— Pero... ¿Te gusto yo o mi polla?

La expresión de Aldo pasó de ser sonriente a avergonzada en menos de cinco segundos. Sus mejillas se colorearon de rojo por completo y el color llegó a sus orejas también.

— Anoche dijiste que estabas enamorado de mi "gran amigo" — relató, haciendo comillas con los dedos.

— ¿¡Yo dije eso!? — exclamó, completamente abrumado.

— ¿No te acuerdas? — indagó, frunciendo el ceño.

— ¡Claramente no! — gritó, cubriéndose la cara con las manos. — P-Pero... te acuerdas de lo que pasó entre nosotros.

— Bueno, no es algo que se pueda olvidar con facilidad, ¿sabes? ¡Cogí en la cocina con el chico que he estado persiguiendo desde hace un mes! ¿Cómo pretendes que me olvide de eso?

Aldo se veía bastante alterado, haciendo preocupar Osvaldo.

— No debes sentirte mal, Aldito. No es la primera vez que me dices algo así. — intentó consolarle.

Pero sólo lo hizo sentir peor.

— Ah, mierda... — Aldo suspiró pesadamente. Se levantó del regazo de Osvaldo y se dejó caer a su lado en la cama. — Ya entiendo porque crees que mis sentimientos no son reales sino que van dirigidos a tu pene.

— Yo no dije eso...

— Pero lo insinuaste. — le acusó antes de suspirar nuevamente. — Yo también tengo un problema.

— Filia. — interrumpió.

— ¿Eh? — inquirió confundido.

— Tú no tienes un problema, tienes una filia. — le hizo saber. — No estoy seguro de cómo se llama, pero la tienes. No puedes hacerlo con hombres que tengan el miembro pequeño porque no sentirás placer... porque te gustan los miembros grandes.

Falofilia // Adaptación Aldoriana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora