Capítulo 8

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—¿Y qué querías enseñarme?

—Ven, te prometo que te gustará.—Lo jaló del brazo para sacarlo al patio de esa casa pequeña y gris.

Armin se dejó llevar y no opuso resistencia al ser arrastrado por Annie de un lugar a otro. Tenía curiosidad por el mayor descubrimiento que haya hecho ya que estuviera feliz de mostrárselo. Ambos salieron de la cocina para dirigirse a la puerta que daba al patio trasero. Estaba confundido pero no pensaba preguntar, no quería arruinar la sorpresa del momento.

El patio que tenía la casa de Annie era espacioso. El Señor Leonhart tenía un pequeño pasatiempo en la obtención y cuidado de plantas. Tenía varias que era imposible de creer que el solo las haya cuidado sin pasar el riesgo de que se les haya secado alguna. El césped estaba bien podado, los arbustos bien cuidados y los gnomos eran una especie de cuidadores que protegían esa zona. Era bonito ese lugar.

—¿Qué ocurre aquí Annie?—Estaba confuso.

—Pensé en lo que me contaste la vez pasada.—Evitaba mirarlo de frente.—Eso de que siempre te gustaba ver las estrellas todas las noches junto con tu abuelo.

Es verdad.

En una de sus cuantas charlas, Armin le contó una vez a Annie que cuando estaba convida, uno de sus grandes pasatiempo era ver las estrellas en el telescopio junto a su abuelo. Recordaba aquellos tiempos, cuando era un solo niño de ocho años, le emocionaba bastante pasar tiempo junto al hombre mayor de edad. Aunque eran momentos pequeños e insignificantes para algunos, para él eran momentos que valoraba y atesoraba por siempre.

—Oh cierto. Te lo conté hace cuatro días. Pero Annie, ¿Qué ocurre con eso?—Seguía confundido.

Ahora era su turno de hablar.

—Lo estuve pensando mucho... Y creí que tal vez, sería una buena idea...—Sus blancas mejillas adquirían calor.—Mi padre tenía un telescopio ahí guardado en el sótano y pensé... Que sería buena idea ver esta noche las estrellas. C-claro, si tú quieres.

Ahora el adquiría un calor en su rostro.

—Eh... Ah... Annie...—Le costaba articular alguna palabra.

Por otro lado, Annie sentía vergüenza por todo esto. Jamás, en su vida, había sido muy detallista con otras personas. Y mucho menos con aquellos que eran cercanos a ella. ¿Pero por qué lo hizo con él? Porque cuando Armin le contó su anécdota a Annie, pudo detectar un rayo de felicidad y calma en sus ojos. Pero que también era mezclado con nostalgia y tristeza. Sabía que Armin murió muy joven hace muchos años, razón de la cual desconocía, ya que aún no abordaba el momento justo para preguntarle. Regresando a lo anterior, había cosas que nunca pudo experimentar en vida y mucho menos antes de conocerla debido al estar atrapado por las barreras que mantenían cautivos a los cinco espíritus. Quería al menos, darle aquello que nunca pudo disfrutar cuando estaba vivo. Y también, recrear lo que le fascinaba hacer antes.

—Yo... Planeaba hacer esto porque era uno de tus pasatiempos que disfrutabas cuando eras niño. Me gustaría que volvieras a vivir la misma experiencia de hace años.-Su rostro se mantenía caliente debido a la vergüenza que estaba experimentando.

El espíritu se mantuvo callado por un buen rato, hasta que se acercó a Annie y tomó uno de sus brazos que se mantenían agarrados de los codos. Al sentir su tacto, se sobresaltó un poco y levantó la mirada del suelo, encontrándose con esos ojos de tonalidad azul. No lo iba a admitir, pero le gustaba el color de sus ojos. Armin le daba una sonrisa de gentileza y el brillo de sus dientes le demostraba lo feliz que estaba en ese momento.

—En realidad me harías mucho el honor, de poder acompañarme a ver el espectáculo que nos brindará está noche brillante. Así que si, me gustaría ver las estrellas contigo.

Two Worlds Connected- (Aruannie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora