Capítulo 9

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No me desmayé por vergüenza.

Pero sí que estuve a nada de tirarme y rodar por el monte de regreso cuando me dijeron que apenas estábamos a la mitad ¿Quién disfruta esto, por Dios? ¿A quién se le ocurre pensar que esto es algo divertido? ¿Se supone que esto relaja? Porque yo estoy con ganas de arrancarme todos los pelos de la cabeza, no lo hago porque después no me crece. Quiero acostarme y dormir por los siguientes... no sé ¿Tres días? Me duele el cuerpo, me falta el aire y ya casi se me acalambra una pierna, pero lo disimulo bien, porque nadie más parece estar a punto de caer muerta.

¿A quién se le ocurre juntarme a mí con gente de este tipo?

—¿Estás bien? —Me pregunta una de las chicas. Bueno, si alguien me está preguntando si estoy bien, es porque no debo de verme bien. Dejo de tomar agua y le digo que sí. —Estás pálida.

Nah, es pálida por naturaleza. —Ese es Nico. Además, me extiende una barra de... no sé qué es, algo con nueces. Dios mío, yo quiero unas papas fritas. —Todavía aguanta unos tres kilómetros más.

—No mames, Nico. —Se lo digo por las dos cosas, por la barra de nueces y por los tres kilómetros. La chica frente a nosotros suelta una risita, cabe destacar que ella tiene los brazos muy bien definidos y también me doy cuenta de que el tipo que aparece en los videos de Nico es su pareja, porque él se acerca, le pasa el brazo sobre los hombros y le da un beso en la mejilla, me mira a mí y me pregunta si estoy bien.

Ya estoy aburrida de decir que sí estoy bien.

Aunque no lo esté.

—Sí, estoy bien. —Mejor me como las nueces antes de que me desmaye. Uno de los otros chicos que nos acompañan llama a Nico y el novio de la rubia se va a sacar algo de una mochila, ahora somos solo ella y yo, me da una bebida y ni siquiera sé que es, pero me la voy a tomar. —Gracias.

—¿Tú practicas algún tipo de arte marcial?

¿Parezco alguien que practique algún tipo de arte marcial? No se lo digo así claro, pero yo lo único que practico es dormir hasta las nueve de la mañana y eso ya se va a acabar porque me metieron en una página porno. Ella se sienta en una de las mesas de madera y yo tomo el lugar en frente.

—No ¿Y tú?

—Artes marciales mixtas, de hecho, doy clases los viernes por si quieres venir.

Definitivamente, si aquí nos aparecen unos caníbales, a la única que se van a llevar es a mí.

—La verdad es que sí me gustaría, las clases no son a las cuatro de la mañana, ¿verdad?

Ella esboza una sonrisa, me pide el celular y guarda lo que parece ser su número por si quiero información sobre las clases de artes marciales. En ese momento la otra chica que también anda con nosotros se acerca, le dice algo a la rubia y después se sienta a la par. Cabe destacar que también tiene brazos, piernas y abdomen tonificados. Me mira y pregunta:

—Oye, tú no eres la novia de Nico ¿Verdad?

—Gracias a Dios no.

Me da una manzana y... ¿Es que nadie trae unos cheetos? Igual le digo que gracias y después de extenderle otra a la chica a su lado, dice:

—Genial, porque no nos cae bien y todavía no la conocemos.

—¿En serio? Es por eso de que le puso el cuerno ¿Verdad? Nico no me cae muy bien, pero aun así Valentina me cae un poquito peor después de darme cuenta de que se tira a otro. Odio a las personas infieles, en general.

Entonces las dos me miran, parecen confundidas. A ver, no a todos tiene que caernos bien Nico.

—¿Le pone el cuerno? —Okey, no era por eso entonces y... no sabían, madre santa. A ver ¿y ahora cómo retiro lo que dije? Las dos se ven mortificadas, la rubia llama a su novio y se lo dice. Dios ¿Qué acabo de hacer? Busco a Nico con la mirada solo para asegurarme de que no viene ahorita mismo, por suerte está concentrado tomando unas fotos con mi cámara.

Bendito Karma © (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora