Capítulo 21

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Al día siguiente me duele todo.

No miento, estoy boca abajo y cuando me doy media vuelta siento como si un camión me pasó encima. Tampoco es que sé cómo es que te pase un camión encima, pero así es como debe sentirse. Mierda.

Entonces me acuerdo de lo de ayer y todas las escenas de la noche anterior se me comienzan a amontonar en la cabeza. Me termino de despertar de golpe. A ver, me costó dormirme para iniciar, pero tengo que felicitarme a mí misma por la suficiente fuerza de voluntad que recuperé después —muy tarde, pero, en fin—.

Me pongo de pie. Tomo mi celular y miro las dos llamadas perdidas de Samuel, son de ayer, y de una hora en la que definitivamente no le hubiera contestado, pero no me interesa en lo absoluto. Estoy a punto de tirar el teléfono a un lado cuando veo que Nico cambió su foto de perfil, al parecer es una que se tomó esta mañana frente a los espejos del gimnasio —digo, esta fotografía no la había visto— y se refleja su espalda en el de atrás, aunque lleva gorra y la sombra le tapa casi toda la cara, sí se ve que es él. Tal vez me quedo viendo la foto un poquito más de tiempo del necesario, pero es solo porque me gusta la calidad de la imagen ¿Okey? Mejor me meto al baño.

Nico ya no debe estar, ayer me dijo que hoy tenía turno a las cinco de la mañana, aunque yo no le pregunté, pero bueno, abro lo llave, me dejo caer agua sobre el cuerpo y cuando cierro los ojos para mojarme el pelo me vuelvo a acordar de lo de ayer, de esa firmeza de Nico, de ese agarre, de esa brutalidad, de esa voz ronca, de sus manos sobre mí... Dios mío, no.

Hoy sí vuelvo a mi apartamento.

Salgo del baño y termino de vestirme en tiempo récord, porque necesito trasladar todas mis cosas al otro edificio. Me estoy secando el pelo y solo por curiosidad veo su última conexión, fue hoy a las cuatro de la mañana. Las cuatro de la mañana. Termino de hacerme el delineado y salgo de la habitación de manera sigilosa solo para cerciorarme de que no está, y no, pero la otra habitación está abierta, aunque está vacía y perfectamente arreglada.

Yo no le había puesto atención a esta habitación de día, es casi igual a la otra, aunque esta no es tan oscura y es más iluminada, pero Nico tapa la claridad con cortinas oscuras que ahorita están hacia arriba. Su computadora está sobre el escritorio que tengo justo en frente, así que camino directo ahí y la abro solo por curiosidad. Me pide una contraseña y yo me pongo a pensar qué diablos pondría Nico como contraseña ¿Su cumpleaños tal vez? Yo ni siquiera sé cuándo cumple años, tal vez debería preguntarle, pero lo que sé hasta hoy es que tiene la misma edad de Benjamín, así que es unos cinco años mayor que yo y es Escorpio. Pruebo con su año de nacimiento y no, ahora lo intento con un año menos por si las moscas y tampoco, un año más y nada.

A ver ¿Qué más? Okey, me acuerdo de la contraseña de su teléfono y la escribo tal cual como me dijo y sí, esa es. Al parecer no le gusta complicarse la vida inventándose contraseñas y es la misma para todo, pero bueno, tiene su correo abierto. Tomo lugar en la silla frente al escritorio y no hay nada interesante aquí... bueno, sí hay algo, dos tíckets del lugar ese dónde se supone que voy a acompañarlo. Mierda. Lo busco en Google y otra vez: Mierda. Definitivamente, me voy a morir en ese lugar y va a ser su culpa.

Mejor dejo eso a un lado, pongo la dirección de sus redes sociales y su sesión está abierta Tiene como mil solicitudes de seguimiento que solo está ignorando y me voy directo a sus conversaciones. No habla mucho al parecer. Lo último que contestó fue hace días y fue a un tal «HeladoLibidioso» ¿Qué rayos? Bueno, al parecer es ese amigo suyo que se llama Elías y tiene que ver con la aplicación que le descargamos a Samuel en el celular. Él le dice que le está haciendo unos ajustes mientras está en la cárcel, Nico le pregunta qué hace en la cárcel y él le contesta que se hizo amigo de unos pandilleros para hacer una investigación sobre grupos delincuenciales y los agarró la policía. Pensándolo bien, Nicolás es el más cuerdo de su grupo de amigos.

Bendito Karma © (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora