Capítulo 15

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Todo en este lugar huele a Nico.

Así que no me sorprende nada que lo que me despierte es una pesadilla de sus dedos pasándose lentamente por mi pierna, su mano agarrándome la garganta, y sintiendo su entrepierna rozarse con la mía.

Abro los ojos de golpe.

Doy un vistazo a la habitación y todas sus cosas son las que me rodean. Le dije que no me gustaba el otro dormitorio, entonces me dejó su cama de nuevo. Todo está en completo silencio y oscuro. No se escucha el sonido de la regadera tampoco. Miro mi reloj y no es tan tarde, ni tan temprano, a través de sus historias me doy cuenta de que salió a correr a las cuatro de la mañana ¡Las cuatro de la mañana! No sé si ya regresó, pero no escucho nada afuera.

Me pongo de pie, corro la cortina y ahora sí le doy el recorrido a su habitación que no le di el otro día. Lo primero que hago es ver su armario, al parecer Nico es de esos locos que ordenan las cosas por color y la mayoría de los colores que usa son neutros —oscuros más que todo—. Es un clóset enorme y lo que más tiene es ropa de deporte. Tomo una de sus zapatillas y creo que mis dos pies cabrían en ella.

Me distrae un cráneo que se ve muy real... demasiado ¿Qué diablos? Lo tomo, me dan ganas de vomitar y vuelvo a dejarlo donde estaba. Además de que tiene una biblioteca dentro de su habitación y cada libro es peor que otro, porque Nico no lee romance, lee sobre abrir cuerpos, tanatología, cosas de vísceras, sangre, huesos, causas de muerte... hay más, mucho más, y me basta con abrir solo uno para darme cuenta de que esto no es lo mío. No quiero estar asqueada el resto del día.

Definitivamente, yo no podría ser médico forense.

Llego a su escritorio y me voy directo al último compartimento, solo es curiosidad ¿Okey? Lo juro. Están los cinco mismos preservativos que el otro día. Bueno, solo ha pasado un poco más de un día, y no creo que le haya dado tiempo de verse con alguien... espero.

Tomo mi bolso y aprovechando que no está, me meto al baño. Tomo una ducha rápida y es que hasta el agua es heladísima, me lavo los dientes y vuelvo a salir para vestirme, todo este tiempo no sé absolutamente nada de Nico y hasta me seco el pelo con calma, pero él es como si no existe, miro mi celular otra vez y su última conexión fue hace rato.

Me obligo a salir para encontrarme su casa completamente sola. Hay un saco de boxeo a un costado de la sala y un par de cosas que solo he visto en las películas de acción, no sé porqué tomo una de esas y al darle al saco de boxeo, rebota y me pega en el codo. Auch.

Entonces miro su celular. Okey, entonces si no está aquí, no debe andar lejos, porque hasta me cercioré si no estaba en la otra habitación, y no. Me gana la curiosidad, ya sé que no debería ¿Okey? Pero pruebo la contraseña que me dio ayer solo para ver si no la cambió justo después de decírmela y el bendito teléfono sí se desbloquea, justo en una conversación con Benjamín. Bueno, es él hablando solo en realidad, Nico solo le contestó una vez y, aunque la conversación no tenía nada que ver con su «novia», el último texto que le envió es:

«Oye ¿qué está pasando con Valentina? Ella te adora, Nico»

Lo adora acostándose con otro, claro. A ver, el cinismo aquí no es solo de Valentina, sino también de Benjamín quién le dice que Valentina «lo adora» cuando sabe perfectamente que se acuesta con otro. En ese momento le llega un texto más de parte del mismo Benja:

«Deberías hablar con ella, no puedes dejar las cosas así»

Mira nada más, un infiel intercediendo por otro. Entonces me voy a la última conversación con Valentina y a como la haya borrado...

Bendito Karma © (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora