Capítulo 4

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La castaña busco por un momento a el ángel caído y la sombra con la mirada, sin tener éxito ya que ellos ya se habían ido, aunque se mantuvo algo tranquila, pues de alguna forma, ella tiene habilidades de las sombras, así que podría investigar de él al haber podido memorizar su apariencia, aún que no haya podido ver su cara muy bien por la sombra que daba la capucha, no sería mucho problema al tener memoria fotográfica haciendo qué se memorice rostros fácilmente, apesar de la leve dificultad, así que se dispuso a buscarlo mañana en la tarde.

Después de estar unos segundos, mirando a la calle, decidió entrar a la casa, mientras sacaba las llaves pensó en lo que le dijo, algo le daba tristeza y alivió al oír lo que dijo ese chico, al parecer era alguien de unos 24 años, sin embargo, muy en el fondo sentía que esa no era su edad verdadera. Suspiro para así entrar a la casa, poco después se dirigió a la cocina, siendo recibida por su mascota, Ossa, la cual se alegró al ver a su dueña.

Ossa era una raza casi extinta de perro esqueleto, ya que tenían sombras como su fuera pelaje, ojos luminosos de azul safiro, aún que apesar de ser pequeña, no se debían dejar engañar, ya que la raza era bastante fuerte, además no de tener un sexo definido. La castaña la saludo acto seguido le dio un juguete para morder nuevo que le había comprado, pues el anterior se rompió ya que los dientes de su mascota se hicieron más fuertes e lijeramente filosos, tomó las compras y empezó a ponerlas en su lugar y en orden.

Al terminar de colocar todas las compras en su lugar, de pasó ponía algo de ropa en el armario, oyó un sonido para ver un dibujo caer, al mirar bien, era un antiguo dibujo de un niño ángel volando con una sonrisa. Ella tomó el dibujo, tomó asiento en la cama mirando el dibujo, sin darse cuenta,. había empezado a llorar, había roto su promesa, pero lo hizo para evitar q un alma inocente sufra. Sintió como algo se había subido en la cama, era su mascota se puso a su lado, una cosa más de esa especie es que podían hablar como un ser humano.

— ¿Que le sucede, ama? — Preguntó Ossa mirándola, apesar no tener piel, se entendía lo que gestualiza.

La castaña la miro mientras trataba de borrarse las lágrimas, pero unas lágrimas traicioneras salían.

— No pasa nada, Ossa. Y ya te he dicho q no me digas “ama” — Respondió Daya, aún se limpiaba las lágrimas.

La perrita esqueleto no entendía el motivo de su llanto, aún que sabía que su dueña era muy sensible solo que no lo demostraba siempre Ha no ser que sea algo muy importante, miro el dibujó del ángel por unos segundos y miro a su dueña

— ¿Quién es él? — Preguntó Ossa, señalando con la patita el ángel del dibujó.

La castaña la miro para poco después soltar un suspiro y mirar el dibujo.

— Un amigo de la infancia, uno muy especial — Contestó Daya levemente triste.

En ese momento se mostró un recuerdo de Daya, la niña estaba corriendo de su escuela, llorando muy herida, no solo físicamente también mentalmente, bajando sus orejas, corriendo sin rumbo alguno, solo quería alejarse de todo. Llegó a un bosque, a pesar de arriesgarse a perderse, entro. Luego de caminar por un largó rato, llegó a una hermosa colina con grandes y bellas vistas de la ciudad.

— Wow... — Dijo la niña con sorpresa, hasta qué escucho algo

Volteó asustada, aún que el miedo duro poco, viendo una especie de ala de ave, pero muy grande que se asomada en un arbusto.

— Chispas… — Habló la voz de un niño con notable acento francés, mientras salía del arbusto — Auch — Se quejó de dolor - Aún necesito práctica - Agregó.

Al salir, se vio que en realidad, era un niño ángel. Las miradas de ambos jóvenes se cruzaron, durante unos momentos de silencio, a los segundos ambos soltaron un grito, ella uso su cuaderno ocultando su rostro, mientras que el niño ángel trato de volar para escapar, pero callo a causa de su ala lastimada, al parecer se había caído volando. Ella se quitó el libro de la cara para mirar con sorpresa, estaba viendo por primera vez a un ángel, ella sabía que existían, no estaba loca como la mayoría le decía.

El niño ángel se asustó un poco, se supone qué no debe ser visible para los humanos, mucho menos toda su especie, así que se apartó cerrando los ojos cubriéndose con las manos y su ala sana, esperando que cuando algo malo pase, ya esté cubierto. Sin embargo, sintió algo raro en su ala, dejó de cubrirse viendo que la niña había empezado a curarlo con un par de vendas de su bolso. Él al mirarla detalladamente, la vio maltratada, herida y con un rostro decaído, ella le regresó la mirada.

— Me llamo Dayani — Se presentó la niña — ¿Cuál es tu nombre? — Preguntó con curiosidad mientras lo curaba.

El niño ángel se mantuvo callado por un momento.

— Aigri... Me llamo Aigri — Contestó el niño ángel algo inseguro.

Ese fue su primer encuentro, uno de miles, regresando a la actualidad. Ossa estaba mirándola preocupada.

— ¿Entonces, él fue uno de tus únicos amigos? — Preguntó Ossa curiosa, recibiendo como respuesta el asentimiento de la castaña - Tal vez aún te recuerda - Agregó sacudiendo su cola con una sonrisa.

La castaña soltó una risa con un rostro triste.

— Jeh, ojalá pueda volver a verlo — Comento con una sonrisa y miro a su mascota — ¿Te gustaría ir a ver el sitio en el que nos conocimos? — Preguntó.

El perro esqueleto asintió, ya que la castaña lo describió como un sitio muy hermoso y único.

*  *  *  *  *  *

Mientras tanto, donde el ángel caído, este iba rumbo a casa con la sombra acompañándolo, aún que pensó por un momento, recordando el lugar donde se conocieron, freno para mirar a la sombra.

— ¿Pasó algo? — Preguntó desinteresada Ghost.

— Solo iré a otro lado, volveré más tarde — Contestó Aigri mientras empezaba a irse.

La sombra suspiro antes de irse, la verdad sobre ese tema, le daría algo de espacio ya que cree que Aigri le duele el hecho de que la única persona que tanto quería en la infancia y tenía a su alcance no parezca recordarlo.

Nuevamente con Aigri, el empezó a caminar haciendo memoria del donde era q la vio por primera vez, no había ido al lugar desde que era niño.

*  *  *  *  *  *

Había llegado a un bosque que al parecer, estaba bien cuidado por alguna razón, entro al bosque en silencio, mirando alrededor. Al llegar, se quitó la capucha, sintiendo la brilla en su cabello y su aureola rota no muy pegada en la cabeza, por los años que había pasado, la ciudad estaba más grande, pero había más vegetación, al pensar q estaba solo y se sentó bajo un árbol, apreciando la vista.

Soltó un suspiro, la extrañaba, estar allí le traía algunos de los pocos recuerdos que tenía, al alzar la mirada al haber notado algo, se sorprendió al ver que el árbol, no estaba como lo recordaba. Habían algunas decoración de luces, adornos de alas y aureola además de un gato, sostenido en los cables de las luces LED, unos dibujos de un niño ángel, el cual era él junto a la chica felina, notando inmediatamente que era reciente, ya que los dibujos no parecían antiguos.

Eso lo dejó confundido, pues en su último recuerdo, no recuerda que el árbol estaba así, miro a un lado rápidamente al escuchar algo, por reflejó se subió al árbol escondiéndose y miro escondido escuchando nuevamente la voz de la castaña, pero no parecía sola. Miro abajo al escuchar algo, subió más al árbol escondiéndose bien, se mantuvo en silencio escuchando nuevamente la voz de la castaña, dándose cuenta de que no parecía sola.

— Aquí es, fue donde pasamos nuestros mejores momentos — Hablo la voz de Daya.

Él miro a la chica gato junto a la perrita sombra esquelético, la cual miraba con sorpresa. Espera, si ella está allí, ¿Aún lo recuerda? Ese pensamiento lo lleno de esperanza y felicidad aunque no lo demostró, ya que nos recuerda como demostrar felicidad al haber pasado por mucho, y la esperanza no la había sentido desde que era un ángel caído.

Y se preguntó, si lo recuerda, ¿Cómo no lo reconoció?

Recuerdo en el OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora