Capítulo 10: luna decreciente

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No había sido solo el hecho de que Nick estuviera aterrorizado lo que le había hecho asentir, sino también la persona que se lo había ofrecido. Sentado en su cama, con una expresión suave y cálida mientras el tiempo afuera se volvía un caos.

Nick estaba parcialmente sorprendido de haber asentido... pero algo dentro de él lo anhelaba, lo necesitaba. Había una curiosidad que anhelaba ser alimentada, una necesidad que suplicaba ser satisfecha. Algo de lo que su cachorro interior estaba hambriento a medida de que crecía.

Algo que hiciera desaparecer los recuerdos de los adictos que tropezaban a su alrededor, de la gente que se desplomaba y se daba por muerta, de la gente que golpeaba las puertas y las paredes del lugar en el que residía. Algo que alejara esos recuerdos del estallido de la tormenta y lo sustituyera por algo seguro. Algo delicado, algo que no tuvo al crecer.

El alfa no sabía si Vash sólo le estaba haciendo una pregunta general o si le estaba ofreciendo ayudarlo a tener esa experiencia, pero había asentido de todos modos. Asintió y observó cómo aquellos ojos azules reflejaban los relámpagos de las ventanas de la habitación, una cálida sonrisa que lo había arrastrado a tal sensación de vulnerabilidad.

— Haz sitio. — susurró Vash, apoyando la mano en la cama junto a Nick.

— No tienes que hacerlo. — Nick le dio la oportunidad de irse, antes de moverse hacia atrás en la cama.

— Si no quisiera, no me habría ofrecido. — replicó el omega antes de bajar junto a Nick.

Estaban uno frente al otro, pero Vash estaba más alto en la cama que él, tumbado largo y tendido, mientras Nick permanecía acurrucado en posición fetal.

El viento golpeaba contra el lateral de su piso, las ventanas crujían mientras intentaba entrar, entrar y hacer girar a Nick. El corazón le latía en la garganta al tiempo que volvía a meterse en su pila de mantas, dejando un espacio libre solo para ver a Vash tumbado sobre su cama con el pecho hacia él.

— ¿Puedo? — Las manos de Vash descansaban en la parte delantera de su capullo, listas para despegarlo.

— No hace falta que preguntes. — habría resoplado Nick, si el trueno de fuera no hubiera estado intentando robar su atención. — no es un nido.

Puede que Nick nunca hubiera oído ronronear a un omega, pero sabía lo que le habían enseñado en la escuela sobre ellos. Lo que sabía sobre los omegas era que sus nidos eran mucho más que estar envueltos en unas cuantas mantas. Estaban seccionados, todo colocado metódicamente y bien perfumado. Esto no era más que su fiesta de lástima, su cueva de mantas donde se escondía a disgusto.

Vash se había vuelto un poco descarado, con las manos agarrando la tela mientras sonreía. — Lo siento, lo siento. La etiqueta del nido es una fuerza de la costumbre.

— Un Nico Burrito... — Vash susurró. — Pronto será un Nico burrito... — se rió entre dientes.

— Eres...— Nick sacudió la cabeza, con la estática limpiando su pelo desde dentro de su manta. — bobo.

Otro trueno hizo que Nick se estremeciera, y sus manos se aferraron con fuerza a la manta. Aunque le había dado permiso a Vash para abrir su pequeño fuerte, la tela siempre le había aportado una sensación de confort.

— ¿Así que puedo? — Los dedos de Vash se movieron frente a él, llamando su atención.

De nuevo Nick asintió, su agarre de la manta se aflojó al sentirse un poco infantil por haberse aferrado a ella durante tanto tiempo.

Dawn And Dusk -Vashwood - omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora