Por la mañana, el cielo no se iluminó como debería, con la salida del sol, en cambio, las nubes oscuras se cernieron sobre la ciudad. El viento traía un frío glacial, las posibilidades de mal tiempo se habían convertido en una promesa durante la noche.
Antes de dormirse, Nick no dejaba de mirar el teléfono con la esperanza de que la tormenta no se acercara como había dicho la radio. El rumor en la calle dejaba claro que mañana y los próximos días podría no ser un buen momento.
La lluvia era calmante y tranquilizadora, sus hilillos le arrullaban en las noches solitarias. Lo que le atormentaba eran las grandes tormentas. Desde que era pequeño, a Nick le aterrorizaban las tormentas. Le hacían pensar demasiado en el pasado, en algo grande y poderoso que era impredecible y estaba fuera de su control.
Los relámpagos que podían provocar incendios y dañar artefactos eléctricos. Los truenos sonaban como si todos los adictos golpearan la puerta de su habitación confundiéndola con las de sus camellos. El viento que rompía ventanas y aullaba... todos ruidos estremecedores que le recordaban una época mucho más oscura.
Al amanecer, Nick se había levantado para comprobar el tiempo, con la esperanza de que pasara por encima y no los viera, pero se había llevado una decepción. Empezaría lloviznando y acabaría cayendo un aguacero torrencial. Sin embargo, no dejaría que Vash trabajara solo, aunque quisiera quedarse en casa y molestar a la abuela Lu para mantener la calma.
Preparándose emocionalmente, Nick se paró afuera y fumó un cigarrillo antes de decidir que debía mover algunas de las plantas al interior para evitar daños. Además de la tormenta que se avecinaba, su conversación con Nai le había sacado de quicio.
Establecieron su aborrecimiento mutuo, pero eso no impidió que Nick empezará a odiarlo más. Nick nunca había sido el líder de una manada, había sido su propio líder y luego la abuela lo acogió y lo guió. Sin embargo, seguía sin poder justificar la forma en que Nai dejaba de lado a Vash y parecía tomar decisiones por él.
Nick no quería suponer lo que Vash había querido; pero parecía interesado en él y si sólo era algo superficial, él estaría feliz con una amistad. Esa era la intención original por la cual empezaran a hablar, pero la forma en que Vash lo había mirado la noche anterior.
La forma en que sus labios comenzaron a gravitar el uno hacia el otro, la forma en que Vash se inclinó en su aroma y había pelado en su parche. Nick no quería pensar que Vash estaba de alguna manera confundido o perdido; solo sabía que había un acosador, no sabía nada más.
Vash se había inclinado porque estaba interesado, porque quería besarlo ¿no?
Joder, no quería ni pensar en el peor de los casos.
Había estado tentado de buscar el caso, pero no se atrevía a hacerlo. Lo que le había pasado no definía quién era hoy, y parecía que había estado luchando contra una gran confusión emocional para llegar hasta aquí.
Vash se merecía el mundo, y si sólo pudiera demostrárselo como amigo, lo aceptaría. Pero accedió a lo del helado, y Vash le había invitado a ser su acompañante en la boda.
Los sentimientos y las personas eran complicados y por mucho que lo deseara, no podía decidir del todo qué quería hacer con esto. Quería a Vash, pero tenía miedo de ahuyentarlo o hacer algo que lo lastimara.
Nick pensó en las aventuras de una noche y las relaciones fallidas de su pasado, ninguna de ellas se había sentido así. Ninguno le había sacado su olor, ninguno había olido apetecible.
Ninguna se sentía bien.
Pero la sonrisa de Blondi era completamente preciosa, sus ojos eran de otro mundo...
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Dawn And Dusk -Vashwood - omegaverse
أدب الهواةNikolas D. Wolfwood siempre asumió que Dios había pintado el cielo con cuidadosas pinceladas de azul y blanco, colocando el sol y la luna, perfectemente, en su lugar. A medida que crecía y su fe se desvanecía, tomó el cielo por lo que era; una obra...