Capítulo 6

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Kira

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Kira

Saber que mi presa se encontraba en una discoteca me hizo sumamente feliz motivo uno porque podré bailar para atraerlo a mí con la finalidad de poder matarlo y el motivo dos es que después de un largo tiempo volveré a bailar como mejor sé hacerlo, pero mientras tanto debe esperar a que sea la hora indica por lo tanto tendré que perder el tiempo en algo pero la pregunta es en qué ya que si regreso al departamento donde se encuentran las chicas me va a ser miles de preguntas sobre la reunión y si voy a mi casa mí mamá querrá pasar él día conmigo como recompensa por no haberlo hecho ayer.

Luego de unos minutos de debatir qué movimiento hacer decido ir a seguirlo para saber más sobre la rata, pero no me muevo la sentir que alguien está detrás mió— Si sigues así se te van a quemar las neuronas —de solo escuchar su voz me pone feliz pero no pienso demostrarlo por un ratito.

— Por lo menos las mías funciona a diferencia de otros —escucho como bufa por mi comentario pero él sabe que si me provoca no me quedaré callada.

— Dilema sobre de qué hacer hasta que llegue la hora de la cacería —no entiendo qué hace acá y no pienso quedarme con la duda.

— Para qué me mandan hacer un trabajo si ibas a venir tú —se supone que ellos no pisan Italia a menos que sea necesario.

— Yo no estoy aquí —si se me hubieran podido salir los ojos ya estuviera sin ellos.

— Acaso te has vuelto loco —lo llevo aun lado donde las cámaras no nos pueden grabar— si mi hermano se entera querrá tu cabeza.

— Por jerarquías nunca la podrá tener —Basil en definitiva perdió el juicio— haga lo que haga, se enoje las veces que se enoje tu y yo sabemos que nunca lo va a poder hacer.

— Porque estas acá en Italia —me cruzo de brazos para que se de cuenta que no estoy dispuesta a dejar ir el tema— o te recuerdo que tú mismo me dijistes que no me podía contactar a menos que no sea un caso de emergencia.

— Sé lo que dije —lo miró esperando a que me explique el motivo del porqué está acá.

— Entonces vas a hablar o tendré que llamar a mí hermano —ahora a quien casi se le salen los ojos es a él por mi amenaza.

— Té recuerdo que soy tu superior y tu familia —ruedo mis ojos en forma de fastidio por su respuesta.

— Sabes qué —tomo una bocanada de aire para tener el valor de hablar— yo me voy de cacería y tú haz lo que quieras.

Sin esperar su respuesta empiezo a caminar para irme hasta donde se supone que vive la rata, cuando estuve en Grecia mi hermano me enseño a que antes de matar a una persona debe conocer bien a mi víctima desde si es sociable o un simple ermitaño que no tiene contacto con las personas más que con las que hace sus negocios sucios, al llegar a las afueras del edificio donde vive el traidor Basil se pone a mi lado.

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