Capítulo 48

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Kira

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Kira

No sé dónde estoy pero siento una paz que me hacer sentirme tan cómoda, delante de mí hay una playa con agua turquesa, arena blanca el sonido de las olas y la brisa del mar es una sonido sumamente relajante que para ser sincera no quisiera irme de esté lugar, sigo caminando por la orilla de la playa cuando observo a mi padre.

Corro como cuando tenía cinco años a sus brazos él cuál me están esperando abiertos nos fundimos en un fuerte abrazo que me reconforta el alma, no décimos nada pero si nos estamos a contemplar el mar mientras disfrutamos la compañía de ambos es algo que necesitaba y no quería admitirlo.

El paisaje junto a mi padre comienza a desaparecer para darle paso al sonido de las máquinas al igual que el olor a desinfectante de hospital, cuando siento que me están acariciando el rostro intento abrir los ojos pero me cuesta un poco, cuando logro abrir los ojos la luz me molesta obligándome a parpadear algunas veces.

— Amor que bueno que hayas despertado —la voz de Marcelo me hace girar mi rostro para verlo.

— Que me pasó —es lo primero que logro decir— qué hago acá.

— Mio coniglietta como te sientes —asustada y temerosa pero nunca lo voy a admitir— perdóname por no haber contestado las llamadas.

Abren la puerta e ingresa Austin seguido de una enfermera que lo reprende por haberse levantado de la cama a sabiendas que no debería hacerlo, pero como es de costumbre hace caso omiso a lo que le están diciendo mientras se viene hasta donde estoy enfocándose solo en mí.

— Enana que bueno que despertaste —los ojos de mi gigante me indica el miedo que tuvo de perderme.

— Marcelo anda a llamar a la enfermera —le ordena ya que por obvias razones él no puede hacerlo.

— Ya vengo amor —lo dice como marcando territorio mientras me besa los labios castamente.

Cuando Marcelo se va, siento la mira de Austin— En qué estabas pensando para no decirme que estabas herida.

— No me percaté que estaba herida genio —le digo sin perder la oportunidad de pelear con él— solo estaba concentrada en salvarte la vida, por cierto de nada.

— Kira Capello baja ese tono conmigo —no pienso hacerlo porque me gusta provocarlo— no soy Isabella que te aguanta esa forma de hablar.

— Austin Capello no me amenaces —lo agarro desprevenido cuando le digo su verdadero apellido— que vengo del más allá.

Me quedé mirando sin entender a qué me refiero pero nos quedamos callados cuando escuchamos pasos fuera de la habitación para segundos después ser abierta la puerta dándole paso a un doctor, una enfermera Marcelo.

— Que bueno que ya esté despierta —empieza a hablar el doctor.

— Qué fue lo que tuvo Kira doctor —pregunta Marcelo— cuando puedo llevarla a casa.

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