⚱️ ━━━ ❝ La grandeza nace de
pequeños comienzos ❞
🗺 ┃ En donde Victor Sullivan se junta con Nathan Drake, hermano de Sam para poder encontrar el tesoro de Magallanes y poder de alguna forma, encontrarse con su hija y poder demostrarle que había ca...
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❝ TEMPLO ❞
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DESPUÉS DE LA CAÍDA, Zoey de desperto en una pequeña cabaña. No era lujosa pero era acogedora, pero eso no importaba. No tenía ni la daga ni a Drake a su lado.
Se levantó asustada, después de la caída de ese tren todo era borroso. Solo se recordaba que escaló por el tren junto a Nathan y tuvieron que escapar nuevamente. Lo demás era borroso, simplemente no tenía sentido en esos momentos.
—¡Nathan! ¡Nathan! —Llamaba desesperada, levantándose de golpe.
Tenía distinta ropa, estaba abrigada y vendada. Pero también sentía ahora la ausencia de Shunayya, volteó a ver hacia todas partes extrañada. No solo buscaba ahora a Drake, si no también a su bruja.
—¿Shunayya? —Ahora más que nunca se sentía sola, vacía.
—¡Zoey! —Nathan la abrazó, había entrado a la cabaña de donde estaba ella. Así como la castaña iba a buscarlo, él fue casi que corriendo.
—¿Que está sucediendo? ¿Dónde estamos? —Preguntó ya un poco tranquila.
—Aún no lo sé, solo sé que estas personas nos ayudaron a curar nuestras heridas. ¿Tú cómo estás? Todo fue una locura.
—Bien, estoy bien. Estaba preocupada por ti. —Suspira—. ¿Ahora qué hacemos? Ellos estarán en Shambala.
—No lo sé. Simplemente estoy cansado, Lazarević está loco. A donde sea que vaya habrá destrucción segura. —Zoey entendió el comentario de Drake, puesto que la mala y buena suerte le seguía.
Siempre le pasaban cosas inexplicables que siempre salía ileso.
—¿Y la daga?
—Nos llevarán a ella.
Zoey solo vio extrañada a Nathan, no esperaba esa respuesta. Después de todo, habían hecho mucho para conseguirla pero entendió que era mejor esperar las respuestas. Eran guiados por uno del pueblo, que les fue enseñando el camino donde se supone que estaba la daga.
—Schafer...
Por lo que se dieron cuenta, ninguno de ese pueblo hablaba su idioma. El extraño les pidió que entraran a la gran casa, donde ya hacía la daga exhibida en el centro de la sala. Rápidamente Drake la tomó, les pertenecía.
—¿Ahora que hacemos? ¿Como nos iremos de aquí?
—Oh, querido Drake. Pensé que gustarían saber más sobre esa daga. —Ambos voltearon, encontrándose con un señor de avanzada edad.
