capítulo 5. Un domingo cualquiera

35 4 3
                                    

Malcolm


Aún no me creo que mi hermana me hiciera esa guarrada ¿Como se le ha pasado siquiera por la cabeza algo como eso?

Cuando vi a Raven ahí en medio del pasillo no podía creerlo. Al principio pensé que era alguien jodidamente parecida a ella. Pero luego me fije en esos labios y sus ojos enormes de color chocolate y supe que era ella. Estaba guapa.
Joder estaba de muerte sin todo ese maquillaje negro alrededor de sus ojos. Sobre todo, eso fue lo que me confundió, no verla con su delineador.
Pero ella era. Claramente.
Vestía de manera descarada y sinceramente eso fue lo primero que me mosqueó, hasta que recordé que era una menor. Sumé dos más dos. No era posible que hubiera venido sola. Y como pensé había aparecido con mi hermana y las otras dos. Precisamente Flora, la que me dijo que era una especie de interesada. Como había predicho días atrás. Lobo en piel de oveja. Estaba claro que esas dos habían azuzado a Olivia, deseosa de ser su amiga, a que las colase en mi local. Me enfadé como nunca cuando vi a esos dos tipos con las menores. Podría haber liado una de narices pero decidí pensar las cosas, después de todo vivo de esto y que me lie a hostias no quedaría nada bien. Por eso llamé a Kayla, no quería que Olivia volviera a casa estando yo tan enfadado por la situación. Después de dejar a todas las crías mi intención había sido salir y buscar una mujer, para desahogarme. En lugar de eso lo único que había conseguido es traer a una chica a casa, pero no una con la que podía follar a los bestia como me hubiese gustado.

- Menuda mierda - me digo a mi mismo.

Miro el reloj. Son casi las cinco de la mañana. Estoy tumbado en la cama y vuelvo a incorporarme. Debería haber pensado las cosas y ser yo quien durmiese arriba. Ahora mismo podría estar pegándole al saco y no aquí, sin poder dormir y nervioso de cojones por todo lo de esta noche.
Me levanto y voy registrando cajones sin encontrar lo que quiero. Esto de mudarse es un puto coñazo. Me viene a la mente el sitio donde fumé en casa por último vez y suelto un taco. En el ático, donde está la cría durmiendo.

Decido ponerme una chaqueta de chandal encima para no pasar frío al salir al patio y unos pantalones a juego. Salgo de mi cuarto sin hacer ruido, descalzo, y subo poco a poco las escaleras. Cuando llego apenas veo nada, hay mucha oscuridad, solo entra algo de luz por el ventanal, y tanteo hasta llegar a la puerta acristalada y abrirla un poco. Al salir noto el frio de la madrugada y me cierro la cremallera. Me dirijo hasta un rincón del pequeño patio y veo una caja de tabaco.


Apenas fumo nada, solo cuando estoy nervioso.
Esta podría decirse que es una ocasión especial.
Aún no me creo que la mierda que ha liado mi hermana en cinco putos minutos. Está claro que desde hoy mi despacho va a estar cerrado a cal y canto. No puedo permitir que vuelva a ocurrir nada igual. Por otro lado tengo que hablar con mis trabajadores, deben pedir siempre la documentación, incluidos los VIPs.

Fumo un par de caladas del cigarro, apoyado en el alfeizar y mirando hacia la piscina. Pienso que tengo ganas de que llegue verano y poder nadar en ella.


Escucho el ruido de la puerta acristalada abrirse y me giro algo sorprendido.

- Creía que estabas dormida. - le comento con el cigarrillo en la boca.

- Lo estaba. Creo que he dormido unos minutos.

Me giro completamente a verla. Debo reconocer que pese a que antes iba jodidamente provocativa ahora está mucho más sexy. Porque en mi opinión no hay mujer más sexy que la que lleva tu propia ropa de esa manera, enseñando pero sin realmente mostrar nada. En este caso solo se le ven las piernas y sus manos estiran por delante la sudadera que le he prestado, protegiéndose del frío y mi mirada. Se acerca a mi y mira hacia la piscina.

- Queria hablar contigo - me dice sin apartar la vista de la piscina.

Yo en cambio sin duda he apartado la vista de ahí. Me quedo mirando sus piernas, pues al soltar la sudadera esta se ha subido y puedo ver parte de su trasero redondo. Me vuelvo a apoyar en el alfeizar, pero sin dejar de observarla.

- No te enfades con ella. O al menos no mucho. No lo hizo con mala intención.

No le respondo, solo cojo entre mis dedos en cigarrillo tras pegar una calada. Su mano se dirige a la mia y sus dedos comienzan a acariciar los que portan el tabaco. Miro su mano que finalmente me arrebata el cigarrillo y se lo pone entre sus dedos. Lo mira.

- No deberías fumar.

- Solo fumo si estoy nervioso y no tengo nada más a mano para calmarme. Normalmente prefiero algún caramelo- explico.

Ella se acerca la boquilla a su bonita boca y da una calada. No tarda en darle tos y no evito reirme.

-¿Primera vez?

- si. Este fin de semana parece que es para las primeras veces.

- Tacharemos de la lista fumar, salir salir de fiesta... ¿algo más? - pregunto más calmado mientras recupero el cigarrillo, decido apagarlo.

- Si, de momento no hay mucho que quitar de la lista de primeras veces, sinceramente.-Me sonríe mientras lo dice, cogiéndose al alfeizar. - ni siquiera he dado mi primer beso.

Tras la revelación los colores vuelven a sus mejillas. Sé que no debería. Pensar que nadie la ha tocado hace que muchas cosas pasen por mi cabeza.

- De verdad nunca te han besado?- ella asiente.

Acerco entonces mi mano hasta su pelo corto y lo coloco tras su oreja. Como siempre mis ojos se mueven hasta esos bonitos labios. No me creo que nadie se haya atrevido a besarlos, pero sé que no me miente, como se que es sincera al pedirme que no sea muy duro con Olivia, solo ha sido una mala decisión. Así que decido acercar mi cara a la suya, que sigue con un bonito color rojo. La punta de mi nariz roza la suya mientras coloco mi mano detrás de su cabeza. Me inclino y acerco mi boca a la suya. Mis labios no llegan a rozar los suyos, siempre dejo que ellas den el siguiente paso, y pienso por un momento que no quiere que la bese. Noto como su boca es la que termina acercándose hasta la mía y finalmente se estampa contra mi en un beso. Sin querer evitarlo mi mano derecha se mueve hasta su cintura y bajo un poco, rozando el borde de mi sudadera, la que lleva puesta, y comienza a subírsele un poco. Mi mano izquierda sigue sujetando su cabeza. Noto sus dos manos apoyadas en mi pecho, no sabiendo que hacer con ellas y sonrío contra su boca por ello. Mi lengua se intenta meter en el interior de su boca, rozando sus labios. Ella la entreabre y cuando comienzo a besarla con menos suavidad sus manos se cierran sobre mi pecho, agarrando la chaqueta y arrugándola a la vez que escucho salir un gemido de ella. Ese ruido hace que mi mano se ponga sobre su culo y lo aprieto con ganas, pegándome más a ella y moviéndola hasta ponerla contra la cristalera que da a la habitación. Me separo de ella entonces y miro su cara. Jadea por la falta de aire, está colorada y seguro que si meto la mano entre sus piernas está mojada.

- Que tal tu primer beso? - pregunto con media sonrisa.

Ella no contesta. Sigue con los labios entre abiertos y sus ojos se dirigen de nuevo a los míos.
A la mierda, pienso.
Vuelvo a lanzarme contra ella, esta vez más duro. La aprisiono contra el cristal y le hago notar mi erección entre sus piernas desnudas. Entonces mi cabeza me advierte. Esto no está bien. Vuelvo a apartarme de su cara y ella pone sus brazos hacia abajo, apoyándose en el cristal. Me lamo los labios y decido dejarla allí, después de todo no seria conveniente hacer nada más con ella. Especialmente porque he confirmado que soy el primero en besarla y si eso es cierto implica que nunca ha estado con un hombre. Me aparto completamente de ella y decido bajar la cremallera de la chaqueta, de repente siento mucho calor.
Entro en la casa, bajo a toda prisa las escaleras y me dirijo hasta mi cuarto, cerrando la puerta de golpe. Me siento en la cama y miro al techo, apoyando mis manos en el colchón. No me gusta pensar en frio las cosas que hice, luego siempre me arrepiento.
Meto la mano en mis pantalones y decido al fin calmar mis ansias. Ya van tres empalmes con esa chica y esta vez necesito masturbarme, aún siento sus labios en mi boca. Bajo mis pantalones hasta medio muslo y comienzo a meneármela. No tardo nada en correrme con un gemido largo. Después de todo al final necesito calmar las ansias de alguna manera.
Soy un puto gilipollas, lo sé. ¿Como puede ponerme cachondo una cría de 17 años? Me limpio como puedo el semen que me ha caído sobre mi tripa y mi mano y después decido cambiarme de ropa. Me pongo un pijama corto y me vuelvo a tumbar en la cama con los brazos detrás de mi cabeza y los pies cruzados, miro el techo e inevitablemente comienzo a pensar en lo que acabo de hacer. No en masturbarme sino en besar a Raven. Suspiro. No puedo dejar que esto vuelva a pasar, se lo diré mañana cuando despierte, le diré que solo fue una broma por comentarme que nunca había besado a nadie. Espero que no se haga ilusiones, yo no pienso hacérmelas.

Hacia la una del medio día me decido a levantarme, apenas se puede decir que haya dormido y mucho menos descansado. Me voy a la ducha, porque pese a haberme limpiado anoche me siento sucio de todas las formas posibles, porque cuanto más pienso en lo que hice anoche a Raven más sucio me siento.
Es una niña. Joder si no recuerdo mal, cuando investigué a Natalia descubrí también todo sobre su hermana Raven, debía saber si nos salía a cuenta acercarnos a ella o utilizarla de alguna manera, de modo que supe su fecha de nacimiento. Cumplió diecisiete el 25 de diciembre . Así que prácticamente acaba de cumplirlos, pues estamos a finales de marzo.
Me pongo una camiseta sencilla blanca de manga corta y unos tejanos. Abro la puerta sin cuidado y haciendo ruido al bajar las escaleras con mis botas. Antes de llegar a la cocina la veo, de espaldas, está poniéndose un poco de café en la taza de anoche. Me fijo en la pica y veo que mi taza esta fregada. Vuelvo a mirarla a ella. Lleva puesta la misma sudadera que le presté anoche solo que esta vez se ha puesto los tejanos blancos, sus pies, en cambio, están descalzos.

- Buenas tardes - me dice girándose.

Se ha lavado la cara y retirado todo el maquillaje. Extrañamente está aún más guapa que anoche.

- Hola - me aclaro la garganta.

- Quieres un café?

- Si claro. - me rasco la ceja izquierda.

Raven se dirige a coger la taza que ha lavado y pone un poco de café recién hecho. Agradezco el gesto y me siento a su lado en la isla.

- ¿Quieres... comer algo? - Le pregunto.

- Es que... no suelo comer nada más levantarme, pero gracias.

Nos quedamos mirando a los ojos, como un par de idiotas, mientras tenemos nuestras tazas en la mano y a la vez giramos la mirada de nuevo a nuestras manos. Pegamos un par de tragos. La tensión entre nosotros se puede cortar como un cuchillo. ¿Cómo le digo a esta chica que no le dé importancia a su primer beso?
Me vuelvo a mirarla, se la ve pensativa. Me lamo mis labios y los acabo rozando con mis dientes. Joder no he estado más nervioso por hablar con una chica desde quizá los doce años. Normalmente para mi es fácil dar calabazas, simplemente suelo pasar de ellas o se lo digo tal cual y si te he visto no me acuerdo. Aquí el problema es que esta niña puede que sea la única amiga de verdad de mi hermana pequeña, además que sigue estando el tema de ser menor de edad. Así que respiro profundo.

- Oye he pensado en lo que pasó anoche y creo que... bueno fue un error - dice ella de repente.

Espera. ¿me está rechazando? ¿Ella a mí? Esto sí que no me lo esperaba y menos después de los gemidos de disfrute que salían de ella por mis besos.

- ¿Me estás dando calabazas? - pregunto levantando las cejas, encarándola.

- No te lo tomes a mal, pero...- se aclara la garganta- creo que no deberías haberme besado.

- Perdona, pero estás un poco equivocada, la que me besó fuiste tu.- estoy empezando a mosquearme.

- ¿Que? - se levanta de golpe de su asiento - tú me besaste a mí. - me pone un dedo acusador en el pecho.

- No - me levanto y me inclino hacia ella, cogiendo la mano que me puso en mi pecho- tú diste el último paso guapa. Técnicamente me besaste tu a mí.

- Que yo sepa no me puse yo sola contra la cristalera.

Touche.
Vale puede que la segunda vez si fuera yo el que la besó, pero la primera no, así que técnicamente yo le di su segundo beso.
Su dedo sigue en mi pecho y sus ojos solo se muestran enfadados. Mis labios se estiran en una sonrisa y ella, al verlo, se cabrea un poco más.
Acabo de darme cuenta de que me gusta enfurruñada. Me gusta tanto que ni pienso lo que hago a continuación.
Con su mano aun agarrada la estiro, haciendo que su cuerpo se pegue más al mío. Su cara ahora muestra sorpresa. Doy un giro y la pongo de espaldas contra la isla, lanzándome una vez más a sus labios. Cometiendo el mismo error de anoche. Pongo mis manos sobre la isla de la cocina y la aprisiono contra ella y meto mi lengua en su boca. Al principio por la sorpresa parece no cooperar, pero no tarda nada en subir sus manos a mi cuello y entregarse a mí. Su lengua tantea el terreno, está claro que no tiene ni puta idea de lo que debe hacer, y extrañamente eso me encanta. Mis manos acaban en su espalda y la acarician. Mi erección vuelve a la carga y decido rozarme contra ella esta vez. Raven jadea un poco cuando me separo de ella y comienzo a besar su cuello, lo muerdo con cuidado, pellizcándolo con mis dientes, no puedo evitarlo. Hago que suba a la superficie detrás de ella y me meto entre sus piernas, volviendo a rozarme contra ella. Dejo viajar mis manos por dentro de la sudadera y la noto encogerse un poco contra mí. No se queja así que imagino que no le disgusta mi tacto. Vuelvo mi cara hasta su oído y respiro en el.

- ¿Sigues pensando que anoche fue un error? - pregunto en un susurro ronco.

Su cara se gira despacio para verme, colorada una vez más, y me tiro de nuevo contra su boca sin dejarla responder con palabras. Mis manos siguen subiendo por su espalda y la acarician con cuidado. Sus manos me cogen los hombros y me tiran hacia ella provocándome aún más. Sin poder evitarlo suelto un gemido mientras rozo mi erección contra ella y noto su lengua en mi boca, moviéndose despacio y torpe. El pantalón me molesta y las ganas de quitarlo se apoderan de mí. Pero no lo hago.

I'm not a fuck boy ( no soy un fuck boy) #Stone2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora