↤𝕲𝖊𝖎𝖘𝖍𝖆 𝕭𝖗𝖚𝖏𝖆↦|| Ryome Sukuna
"𝕭𝖗𝖚𝖏𝖆"
Una palabra la cual inspira temor con solo pronunciala, leerla e oírla.
Seres con poderes sobrenaturales capaces de poner a temblar pueblos enteros.
Para el R...
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|Edad Edo| 1650
La pelirroja se encontraba asentada escribiendo. Posiblemente ordenando algunas cuentas. Algo realmente estresante para ella si se lo preguntan.
Aquella mujer ya había cumplido sus veintiún años y estaría próxima a cumplir los veintidós.
Su pelo carmesí había crecido, llegandole las punta por sus caderas, sus facciones eran más definidas y maduras, y su mirada azabache se volvió más afilada.
Incluso nuevos lunares aparecieron en su piel. Dos lunares debajo de ambos ojos, uno arriba de su ceja izquierda, otro debajo de su labio del lado izquierdo y uno en el cachete del lado derecho, justo debajo de los dos lunares qué se encuentran debajo de su ojo. El camino de lunares seguía desde su cuello hasta todo su cuerpo.
Aquella mujer tenía una belleza única, era como si un ángel y un demonio hubieran bajado y subido para crearla. Eso decía todo hombre que la conocía.
Unos golpes en la puerta, fueron los que interrumpieron a la mujer.
—Pase. —dijo la pelirroja, mientras
seguía escribiendo.
La puerta se abrió; era una de sus sirvientes.
—Mi señora—hizo una pequeña reverencia—le ha llegado esta invitación. —se dirigió donde la mayor para entregárle la carta.
—¿De parte de? —pregunto, tomando la carta en sus manos.
—De parte del príncipe Yamagawa.—respondió. La contrario hizo una cara de desagradó.
No había ni abierto la invitación, cuando su respuesta fue un "No iré".
—Toma, por favor quema eso o desaparecelo no se, pero dechazte de eso. —ordenó mientras le entregaba la carta.
La sirvienta respondió que estaba bien y salió de la habitación.
Príncipe Yamagawa, al inició fue todo un caballero y respetuoso con la pelirroja. Eso no fue hasta cuando ella lo rechazo. La pelirroja se había dado de cuenta que solo la veía como un trofeo, además ella buscaba amistad, no una relación.
—Imbécil.—pensó en voz alta, al recordar la noche que habia intentado drogarla pero no logro. —¿Como se le ocurre intentar drogar a una experta en hierbas y remedios de todo tipo? —pregunto para si misma en tono molesto.
—Qué aburrido es todo ¿Por que no pasa nada interesante? —se preguntaba mientras se tumbaba en el suelo.
De pronto, su puerta se abrió.
—¿Que sucede Jin? —pregunto con pereza la pelirroja, todavía tumbada en el suelo.
