FOUR.

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A goccia a goccia si scava la pietra.
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— Christina. — La pelirroja abrió su boca para reprocharle pero se mantuvo callada, no sabía cómo decirle.

— ¿Qué pasa Ro? — La ceniza sonrió mirándola.

— Tom. Él, eso pasa. — Collins mordisqueo su labio inferior sin saber si decirle, sabía que se pondría hecha una furia.

— ¿Qué pasó con él? Robyn. — La miró de forma seria.

— Lo vi besarse con Victoria. — Desvió su mirada con nervios, notó rápidamente la tensión en los hombros de su amiga.

— Ese hijo de puta. — Gruñó.

— Olvídalo, se la podrás devolver en la fiesta de Navidad. — La pelirroja la miró con tristeza, luego se sentó a su lado y le pasó un bizcochito. — Están fuertes te aviso. — Rió bajo y mordió uno ella misma.

— Me gusta, precisamente eso es lo que necesito. — Bufó y se tomaron un chupito de whisky cada una.

Después de unos seis o siete ya no distinguían el sofá del suelo.

— Mierda, ¡creo que nos pasamos un poco! Buff veo estrellas en el techo. — Ambas rieron mientras comenzaban a trenzar el cabello de la otra.

— Así es más divertido. — Respondió Christina.

— Tienes razón. Pase lo que pase siempre te voy a apoyar. — La pelirroja le sonrió y alzó su meñique para entrelazarlo con su amiga.

— Yo igual boba. — Sonrió e hizo el mismo gesto, para después comenzar a saltar de un sofá al otro.

Cada grupo estaba desperdigado por una zona de la mansión.

Las chicas se miraron al unísono al ver a dos de los chicos que recién llegaban de sus trabajos.

— Hola Georg, Gustav. — Respondieron las féminas tronchandose a carcajadas.

— ¿Qué mierda? ¿Qué os habéis esnifado? Parecéis drogadas. — Gustav abrió sus ojos con asombro.

— De hecho están como una cuba. — Georg suspiró negando con una expresión de gracia.

— ¡SIHN! Digo síiiii, estoy un poco mareada. — Robyn trató de sentarse pero le subió la arcada.

— ¡NO VOMITES EN LA ALFOMBRA! — Gustav chillo al borde de un paro cardíaco.

— Creo que.. — Robyn miró a su amiga y se rió. — Tu cara Gustav, ¡estás tan rojo como un tomateeee!

— Siii, deberías bajar el enojo. — Christina se carcajeó.

— Dios mío, ¿dónde están los chicos? — Georg negó con diversión luego revisó la casa, se escuchaba música alta desde el jardín.

— No sé, Tom estaba hace unos minutos con Victoria, comiéndose la boca. — La fémina sonrió con amargura.

— Yo vi a Bill cerca de la piscina luego no recuerdo que pasó, parecía discutir con Andrew. — La ojihazel acarició su mentón con expresión confusa. — No recuerdo de qué hablaban.

𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝑇𝑜𝑚 𝐾𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora