𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝑇𝑜𝑚 𝐾𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧.

SEVEN.

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Sono pazzo di te.
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— Yo... — Tom maldijo para sus adentros, sabía lo que debía hacer. — Lo lamento, esto no arruinará nuestro compromiso Heidi.

— Eso espero, y lo mismo va por ti con mi hermana Bill. — La Klum mayor los miró de forma fulminante.

— Lo sé. — El azabache respondió.

Robyn que había estado cerca todo el tiempo había podido oír aquello con claridad, luego miró a Victoria con incredulidad.

— ¿Oíste lo mismo que yo verdad? — Dijo mirándola.

— Sí... Debemos decirle a Chrissy. — La pelirroja asintió a sus palabras y ambas fueron al encuentro de Kurt, Axl y Christina.

— Escuchamos algo...Tom y Bill se van a comprometer con esas tipas, pero están obligados. — Dijeron al unísono.

— ¿Q-Qué? — Christina no podía creer su mala suerte.

— Aún no te rindas, podemos lograrlo. Podríamos lograr que escapen de ellas. — Kurt miró a las féminas.

— ¿Pero cómo lo haremos? Don Klum es alguien con mucho dinero y nosotras no tenemos el mismo poder. — Dijo suspirando.

— Quizás haya una forma, conozco a unos amigos que nos podrían ayudar, podríamos sacar algunos trapos sucios de esa familia y el trato se quebraría. — Axl respondió con simpleza.

— ¿Tienes ese tipo de amistades? — Kurt lo examinó con sorpresa, pero no quiso añadir más. — Sería una buena idea quizás funcione. — Suspiró.

Todos los presentes miraron al pelirrojo con asombro, era mejor no preguntar.

— Recuperaré a Tom, cueste lo que cueste. — Evans miró de reojo a la fémina que abrazaba el brazo de su chico.

Y entonces la media noche llegó.

— Queridos invitados, queríamos darles la gran noticia de que la señorita Heidi Klum y el señorito Tom Kaulitz se van a comprometer. — El señor que tanto aborrecían había hablado.

— Maldita sea. — La ceniza maldijo.

— Aún no esta todo echado, podemos conseguir nuevos pasajes e indentidades. — Axl suspiró.

— No es por criticar, pero tú...¿En dónde coño andas metido? — Robyn lo miró con seriedad.

— Cosas normales. — Se encogió de hombros.

— Ya claro. — La pelirroja lo miró con burla, luego tomó su brazo y se volvió hacia sus amigos. — Debemos impedir este injusto casamiento.

— Ya me dirás cómo lograrlo porque hasta ahora creo que lo mejor es que me olvide de Tom y que lo deje con esa chusmita. — La ojiesmeralda vireó sus ojos con irritación, comenzaba a hartarse de todo aquel jueguecito.

— Pelea por aquello que quieres. — La fémina le sonrió.

— Lo veo difícil. — Suspiró.

— ¿Siempre eres tan negativa? — El pelirrojo la miró.

— Realista, que es diferente. — Le mostró su dedo anular.

— Ush. — Bufó.
　
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Habían pasado cuatro años de aquella disputa.
Nada había salido cómo ellas esperaban, nada era igual.
Habían madurado, habían conseguido un trabajo con gran esfuerzo y habían aceptado renunciar a los Kaulitz.