FIVE.

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Gatto rinchiuso diventa leone.
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— ¡NO ES LO QUE PIENSAS! — Andrew y Bill chillaron al mismo tiempo.

— Creo que ya vi suficiente. — La pelirroja aún en shock fue guiada por la rubia hacia la salida de aquel lugar. Se sentaron en el sofá del comedor.

— ¡Y tú por qué te disculpas! Ella es MI chica. ¡No la tuya! — Se quejó.

La ceniza se encontraba tratando de animar a su amiga.

— Mirándolo cómo se mire puede parecer un suceso del karma, recuerda que jugaste con ambos al mismo tiempo. — Christina trataba de mantenerse seria.

— Ayudas muchísimo. — La ojihazel respondió con una sonrisa sarcástica.

— Ya, ya, lo siento. — Evans se encogió de hombros mirándola con pena.

— ¿Ya descubristeis el gusto culposo de Bill? — Tom se carcajeó.

— Tom. — Georg lo miró con reproche.

— Oye no es mi culpa que mi hermano dude de su sexualidad. — Se encogió divertido.

— Es un tema serio Tom. — Gustav negó en desacuerdo.

— ¿Podrías cerrar tu maldito pico por una jodida vez en tu vida Tom? — La pelirroja lo desafió con la mirada a veces lo odiaba.

— Lograrás acabar muerto. — Christina lo miró con burla y enojo.

— En este caso las apoyo. — Victoria asintió mientras abrazaba a Damiano, ambos estaban sentados sobre el sofá, ella encima de él.

— Yo igual. — Damiano asintió acariciando la cintura de la fémina.

Y es que el beso entre Tom y la chica le habían hecho abrir los ojos y darse cuenta de que quería a esa chica solamente para él, así que la había reclamado como suya. Resultando que la chica estaba en acuerdo. También gustaba de Damiano desde hacía demasiado tiempo para su gusto.

— A mí me parece gracioso. — Thomas soltó, mientras que Ethan asentía.
 
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Nadie se había percatado aún de que Kurt no se encontraba entre los presentes, tampoco Axl.

— Oye Kurt, te hablo enserio. Creo que Christina está jugando contigo. — El pelirrojo suspiró abrazando una almohada cualquiera.

Se encontraban en uno de los cuartos de aquella mansión, parecía ser de invitados.

— No lo creo, no es posible. — Kurt desvió su mirada en gesto de negación y es que en el fondo de su alma deseaba que aquellas palabras de su mejor amigo fuesen solo una simple mentira, fuesen tan solo alucinaciones de Rose.

Pero él bien sabía que no era así, que por más que quisiera hacerse el ciego. La fría realidad le estaba dando de lleno haciendo que poco a poco la venda cayera de sus ojos.

𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝑇𝑜𝑚 𝐾𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora