NINE.

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Odi, veti et tace, se voi vivir in peace.
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— Ven aquí. — El azabache la tomó del brazo tirando de ella hacia si habiendo notado el celular. Se lo arrebató y lo examinó sonriendole con burla. — ¿Tratabas de escapar de mí pelirroja? — Tom sonrió.

Luego la atrapó por la mandíbula y la empujó contra la pared con gran fuerza.

— No me gusta que me vacilen. — Fruncio su ceño.

— Yo no. — Trató de tomar algo de aliento, como Christina o Bill no aparecieran pronto, se daba por muerta. — ¿Por qué me tratas así? No te he hecho nada Tom.

— ¿Qué no me has hecho nada? — Se mofó. — Por tú culpa y la de Christina, yo y mi hermano ahora nos odiamos. — Sonrió con amargura, luego la soltó. — Ten cuidado con lo que haces y ten. — Le tiró el celular y se dio la vuelta. — Iré a por ella solo espera a verlo.

— No te dejaré que la dañes. — Robyn vireó sus ojos y atrapó el celular, debía irse de allí.

Buscó el momento oportuno para alejarse del azabache, pero se topó de lleno con un ojioceánico que la observaba con astuta malicia.

— Veo que ya diste con Tom. — Se carcajeó al observar las marcas en su cuello y brazos, le había dejado clavada la marca de sus manos. — Cuidado pequeña, no vaya a ser que te rompan.

Andrew se acercó.

— Hueles a alcohol... — La pelirroja se hizo hacia atrás, por que mierda no paraba de dar con gilipollas como esos.

— ¿Así? Puede ser, bebí bastante. — Dijo con una promiscua sonrisa mientras acortaba poco a poco la distancia. Llevó sus manos hacia la cintura de la fémina y la atrajo hacia su cuerpo.

La olfateó con demasiada profundidad.

— ¿Y Bill dónde está? — La ojihazel trató de buscar con la mirada al otro Kaulitz, pero sólo pudo notar la presencia del Kaulitz menor sentado sobre la barra con una copa de whisky y una sonrisa diabólica examinándola.

¿Podría ser que estuvieran compinchados?
Se llevaban demasiado bien...

— ¿No me extrañabas? — Hizo un berrinche gracioso, luego deslizó sus manos por la pequeña tela que la cubría.

La fémina sintió el frío roce de los anillos, sus dedos rodeandola y acariciando su piel con demasiada fascinación.

— Biersack, ¿qué crees que haces? — Collins se sonrojó al sentir como la manoseaba.

— ¿Yo? Nada. — Se acercó hacia su oído susurrándole. —  ¿Te pongo nerviosa muñeca? — Luego acarició suavemente su cuello.

Instintivamente Robyn hizo su cabeza hacia un lado para darle más espacio.

¿Qué pasaba por su mente en ese momento? No tenía ni idea, pero le encantaba.

— Andrew... — Mordió su labio. — Tom nos está mirando. — Se encontraba demasiado avergonzada como para reaccionar, y mucho menos, cuando unos labios como esos besaban su piel con tanto anhelo y desesperación.

No se habían besado, pero si que la había recorrido por cada tramo de piel que descubría a su paso.

— Shhh. — El azabache comenzó a rozarse contra su frágil contextura, deseaba tomarla allí mismo.

𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝑇𝑜𝑚 𝐾𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora