𝟼. 𝐷𝑒𝑠𝑎𝑦𝑢𝑛𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝐿𝑒𝑎𝑛𝑑𝑟𝑜

23 2 0
                                    

── Leandro, si te preocupas por mí, demuéstralo.

── No debí haber dicho nada.

── ¡Lo sabía! No te creo nada.

── Bien. No deberías creer ni una sola palabra de lo que digo. Solo te vas a decepcionar.

Con eso, Leandro sale de mi apartamento dando un portazo.

¿Qué demonios acaba de pasar? ¿Le importo de verdad o es una especie de juego mental?

Leandro me espera en el auto. No dice ni una palabra en el camino de regreso a su apartamento y pasa el resto de la noche en su habitación, lo cual me hace sentir tan incómoda. Que me niego a salir también de mi habitación, ni siquiera a conseguir un vaso de agua.

A la mañana siguiente, entro casi dormida en la cocina, había pasado una noche de perros, me sentía más cansada que descansada. Me sorprende encontrar a Leandro de pie junto a la estufa, con la mesa servida para dos, parpadee un par de veces.

── ¿Estoy alucinando?

Leandro me sonríe por encima del hombro.

── ¿Qué, no creías que supiera cocinar?

── Ahm ¿No? Vi el interior de tu nevera. Hay Hot Pockets y pizza congelada para comer por días.

Leandro centra su atención en un gigantesco panqueque medio quemado en la sartén, pero cuando intenta darle la vuelta... Se parte por la mitad. Entonces maldice y la revuelve como si estuviera haciendo huevos revueltos.

── Por cierto, tu taza está en el mesón.

── ¿Me hiciste chocolate caliente?

── Ujum.

Alcanzo mi taza, suspirando mientras mis dedos se enroscan en la cálida cerámica.

No puedo creer lo dulce que está siendo después de estar furioso anoche. Lleva el cambio de humor a nuevos extremos.

── Leandro, ¿Por qué me preparaste chocolate caliente?

── Bueno, sé que te gusta.

── ¿Desde cuándo te importa lo que me gusta?

── No es nada del otro mundo. Solo es chocolate caliente.

── Y panqueques. O como se llamen esas cosas.

Le doy un sorbo a mi chocolate caliente, cerrando los ojos ante el calor, el olor y después vi su forma cremosa, tan bien preparado...

── Está perfecto, Lean.

Salió natural ese apodo, mis labios eran expertos en llamarlo ya sea por su nombre, apellido o su nuevo apodo.

── Me alegra escucharlo, teniendo en cuenta que no sé cómo van a salir estas cosas.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑡𝑒 𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑜 {EN PROCESO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora