── ¡Paintball! ¿En serio?
Leandro me acaba de sorprender con planes para el día: ¡Él y Henrik me van a llevar a jugar paintball!
── Sí. Pensamos que ya es hora de que trabajes tu puntería.
Tras un rápido desayuno en una cafetería local, Henrik nos lleva a los tres al campo de paintball.
Me sorprendo cuando toma la interestatal para ir al norte de Nueva York y se desvía por un camino de tierra que me resulta conocido.
── Ay no. Otra vez no. Pensé que me iban a llevar a un campo de paintball.
── ¿Por qué conformarse con esa mierda de aficionado cuando tienes todo esto?
Finalmente, Henrik se detiene frente a la misma cabaña en ruinas donde Leandro me enseñó a disparar... Y donde los dos tuvimos sexo por primera vez...
── Oye, Leandro. ¿Esta es su casa de verano?
── ¿Por qué? ¿Te gusta? ── Preguntó Henrik con burla.
── Me encanta. Tiene un verdadero... ambiente, es más es tan ustedes.
── Bueno, eso explica por qué te ensañaste conmigo la noche que estuvimos aquí practicando.
── ¡No lo hice!
Hijo de perra.
Salgo del auto, respirando aire fresco de febrero Mientras Henrik abre el maletero y saca tres cartuchos llenos de bolas de pintura y tres pistolas haciéndonos entrega una a cada uno.
── ¿Quieres qué te enseñe a cargarla? ── Pregunta Leandro con gracia.
── No, no hace falta.
Desenrosco el depósito y vierto las bolas de pintura, luego vuelvo a poner la tapa dedicándole una sonrisa a Leandro.
── ¡Vaya, vaya, Alexa! ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
── ¿Qué hay que aprender? Era obvio.
── Eres una fiera ── Leandro con su característico humor.
── Lo sé, cariño. Ahora, ¿Cómo disparo esta cosa?
── Es bastante sencillo. Apunta y aprieta el gatillo. Justo como te enseñé con el arma de verdad.
── Presta atención. Las reglas del juego son las siguientes... ── Interrumpe Henrik para explicar las reglas del juego.
Él camina delante de mí con su pistola cargada apoyada en el hombro.
── Usa siempre los lentes. No querrás que una bola de pintura te golpee el ojo. Confía en mí.
Él mira con fastidio a Leandro y este sonríe satisfecho.
── Si alguno de nosotros te da, te llevas un punto. Si nos das a nosotros, obtienes cinco. Jugaremos hasta alcanzar diez. Leandro y yo somos un equipo, así que tienes que darnos a cada uno una vez, o a uno de nosotros dos veces para obtener la victoria. Yo soy amarillo, él es azul. Tú eres rojo. ¿Entendido?
── Mh, ¿Por qué están en el mismo equipo? No están siendo equitativos, teniendo en cuenta que no soy una experta en el paintball tienen más posibilidad de ganar.
── Siempre estamos en el mismo equipo ── Henrik lo dice con tranquilidad, invalidando mi argumento estructurado con esa simple respuesta.
¿Siempre? ¿Ya habían traído a más personas aquí para entrenarlas?
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𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑡𝑒 𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑜 {EN PROCESO}
DragosteAlexa está buscando venganza y los únicos que pueden ayudarle a hacer el trabajo sucio son dos peligrosos mafiosos; Leandro Northern, de carácter rudo y Henrik Bulgheroni, frío como el hielo. Ambos son tan jodidamente guapos, pero tan mortales, ham...