Henrik acaba de besarme frente a su ventanal. Y yo le devolví el beso, pues la tentación fue demasiado fuerte.
Ahora Leandro nos sonríe a los dos desde el otro lado de la sala.
── ¡Leandro! Justo a tiempo. Alexa se estaba poniendo inquieta.
── A mí no me parece tan inquieta.
La vergüenza me invade la cara y digo lo primero que se me ocurre.
── ¿Cómo sabías qué estaba aquí?
── Anabelle me lo dijo. Imaginé que Henrik te estaba endulzando con su comida italiana y el vino tinto, un clásico.
── Me conoces tan bien.
Confundida por sus bromas y desesperada por cambiar de tema, hablo.
── ¿Encontraste algo útil?
── No. Pasé por la mayoría de los negocios de esa manzana, pero nadie sabía nada de Montero... O de su socio.
── Quizás estén demasiado asustados para admitirlo.
── Han pasado dieciséis años, Alexa. Me sorprendería que siguieran acosando a los mismos negocios.
── Seguiremos buscando. Al final, alguien hablará. Quizás tengamos que ser creativos. ── Habló Henrik.
── Puedes ser creativo. Ya superé la rutina de Sherlock Holmes. Te toca a ti. De todas formas, se te da mejor.
── Yo sí estaré encantada de ir...
── No.
── De ninguna manera.
Ambos hablaron al unísono.
── Está claro que no quieren hacerlo ninguno de los dos
── Yo no, pero Henrik sí, ¿Verdad, Henrik? ── Leandro lo mira como si estuviera retándolo.
── Me encanta cazar un objetivo.
Asiente lanzando rayos con su mirada fulminante hacia el pelinegro que lo seguía retando burlón.
── Bueno, entonces uno de ustedes tendrá que hacerlo.
── Estoy encantado de hacer todo el trabajo yo solo, Pero Leandro tendrá que vigilarte, Alexa.
Leandro entiende de inmediato, se ríe y abre la puerta.
── Lo que sea. Solo quiero ir a la cama. Estoy muy agotado.
Miro a Henrik, que me muestra una sonrisa enigmática y luego va hacia la puerta.
── Espera, Leandro. Voy contigo.
── ¿Sí?
Pone cara de sorprendido, pero no le sorprendía nada, era de esperarse.
── Yo también estoy agotada.
── Sí, tuvo un largo día.
Dice Henrik con sarcasmo.
Lo miro fijamente pero no digo nada, solo sigo a Leandro.
A la mañana siguiente, estoy en la cama mirando el techo, pensando en la noche anterior.
Aún no puedo creer que Leandro nos viera a Henrik y a mí besándonos anoche. Sin embargo, es extraño que no le haya molestado. Extraño, pero también excitante, aunque, ¿Por qué le molestaría?
Me levanto de la cama y busco mi bolso de viaje. Allí queda el último par de ropa interior limpia, recordando la noche en que Leandro rompió mi favorita y por la excitación ni le reproché, todo eso le pasé a un bastardo que quiso olvidarlo o lo olvidó tan pronto se puso la ropa.
ESTÁS LEYENDO
𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑡𝑒 𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑜 {EN PROCESO}
RomanceAlexa está buscando venganza y los únicos que pueden ayudarle a hacer el trabajo sucio son dos peligrosos mafiosos; Leandro Northern, de carácter rudo y Henrik Bulgheroni, frío como el hielo. Ambos son tan jodidamente guapos, pero tan mortales, ham...