𝟷. 𝑃𝑟𝑜𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑣𝑒𝑙𝑣𝑒𝑡

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Esto es lo más peligroso que he hecho

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Esto es lo más peligroso que he hecho.

Entré a grandes zancadas en Velvet, en busca de la única persona que puede ayudarme a acabar con el hombre que mató a mi familia.

Es viernes por la noche y el bar está lleno. La bartender, que se veía atareada, se apresura a acercarse a mí para tomar mi pedido. 

── ¿Qué puedo ofrecerte?── Pregunta ella con un tono de voz alto, la música como siempre haciendo estragos a un volumen muy alto.

Yo solo pensaba en que ella me serviría para llegar al hombre que puede ayudarme; de lo contrario, me va a tomar una eternidad buscar entre la multitud.

Decidí ir directo al grano.

── Estoy buscando al dueño.

Soltó una carcajada, parece como si mis palabras fueran un chiste, la miré seria esperando una respuesta.

── Sí, tú y todas las mujeres que están aquí. Están ocupados.

No estoy buscando a un hombre, ni al dueño, sino a LOS DUEÑOS. Dos son mejor que uno.

── ¿Qué significa eso?

La bartender voltea los ojos y empieza a alejarse, una mujer que conoce comportamientos de otras mujeres, no es de extrañar que ESE comportamiento sea porque uno de los dos es su amor no correspondido, cree que soy una amenaza.

── ¡Espera! Es muy importante que hable con él... Bueno, con ellos. Es una... Propuesta de negocios, no soy una chica común que busca enrollarse con ellos.

── Seguro. Velvet tiene dos dueños, como sabes. ¿A cuál de ellos buscas?

── A Leandro.

Ella señala con la cabeza una mesa que está en la esquina del fondo del bar, apartada de todo el humo de cigarrillo, pretensiones sexuales y licor caro.

── Lo que sea que vendas, estoy segura de que le gustará.

Me mira como una maldita desquiciada, sabe cómo son sus jefes, los conoce mejor que yo, estoy comenzando a pensar que no fue una buena idea el venir hasta aquí, pero ya estoy adentro, no pierdo nada al menos averiguando.

── Gracias...

── Soy Anabelle, buena suerte.

Respiro profundamente antes de comenzar a caminar en dirección a la mesa del fondo.

En el corto camino solo veo el molesto humo del cigarrillo y la extraña mezcla de un humo con olor a canela y manzana esparciéndose en el lugar, escucho lejanas las conversaciones de los hombres que están en las mesas disfrutando del show de una pelinegra de piernas esbeltas.

Al acercarme más, lo veo. El sicario con cara de ángel caído. El único hombre que puede ayudarme.

── ¿Qué tenemos aquí? ── Fija sus hechizantes ojos sobre mí. Una sonrisa peligrosa adorna sus rasgos mientras se pone de pie con elegancia.

𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑡𝑒 𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑜 {EN PROCESO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora